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El escritor que ha deslumbrado con 'Fortuna': "El dinero es un tabú como el sexo"
Su primer novela, A lo lejos (Impedimenta), quedó finalista en los premios Pulitzer. Y Fortuna, la segunda, no solo consiguió llevarse el año pasado ese galardón, el más importante premio de las letras en Estados Unidos, sino que se ha convertido en un auténtico fenómeno literario de dimensiones planetarias.Después de haber estado esquivándole durante años, el éxito sonríe ahora a Hernán Díaz, nacido en Buenos Aires en 1973 de padres argentinos, criado en Suecia y quien se trasladó a vivir a Estados Unidos siendo adolescente. Las cifras de Fortuna, un puzzle literario que explora los entresijos del mundo de las finanzas y del capitalismo americano, son de vértigo: la novela ha sido traducida a 36 lenguas, lleva vendidos 750.000 ejemplares sólo en Estados Unidos, 250.000 en Gran Bretaña y en España va por la undécima edición. Además, y por si fuera poco, el cineasta Todd Haynes dirigirá la miniserie para televisión que se hará del libro y que tendrá a Kate Winslet como actriz protagonista.No hay duda, la fortuna se ha puesto del lado de Hernán Díaz. Hablamos con él antes de su participación ayer en La Noche de los Libros en Madrid.REGUNTA. Su primera novela, A lo lejos, fue finalista en los premios Pulitzer. Y la segunda, Fortuna, lo ha ganado. ¿Increíble,no?RESPUESTA. A lo lejos no era en realidad mi primera novela. Yo escribo desde siempre, pero nadie me quería publicar. Todo lo que escribía era rechazado unánimemente. Tengo una novela previa a A lo lejos y muchos cuentos. Existe la sensación de que A lo lejos como que vino de la nada de este señor cuarentón. Pero lo cierto es que escribo de toda la vida, llevo una vida entera dedicada a los libros, ya sea como escritor, como crítico, como académico o como traductor. Los libros son toda mi vida. Pero cuando pasó esto con A lo lejos y con Fortuna he sentido una alegría tan grande que es realmente desorientadora.P. ¿A qué atribuye el éxito de esos dos libros? ¿Cuál es su fórmula mágica? R. No hay fórmula. Mi gran lucha como escritor es no ser un escritor de fórmula. Mi sueño es que todos mis libros parezcan escritos por personas diferentes.P. Esa es justo la fórmula que aplica en Fortuna, un libro que tiene dentro cuatro libros, cada uno escrito en un estilo diferente… R. Sí, es como una muñeca rusa."Si uno de verdad ama la literatura debe escribir con tinta evanescente, pensando que las palabras desaparecen. Se escribe por amor a ese proceso"P. ¿Y no se planteó escribir en español y mandar sus manuscritos a editoriales argentinas o españolas? R. No, nunca.P. ¿Y eso? Debe ser mucho más difícil triunfar en Estados Unidos que en Argentina, ¿no?R. Es mucho más difícil triunfar en los Estados Unidos, sin lugar a dudas. Pero mi lengua literaria es el inglés. Sería falso decir que nunca me importó que no me publicaran. Por supuesto que me importaba. Pero lo que le puedo decir con absoluta honestidad es que triunfar nunca fue mi plan. En Estados Unidos es casi imposible publicar sin agente literario, y los agentes literarios en general no te toman si no tienes algo publicado, es un círculo vicioso, una especie de cinta de Moebius. Durante una década o más estuve en esa doble trampa. Fueron años muy, muy difíciles, muy duros, de mucha soledad y enojo, de sentir que estaba loco, porque estaba escribiendo algo que para mí tenía cierto valor y el mundo me decía que no. Pero también creo que si uno de verdad ama la literatura y el lenguaje debe escribir con tinta evanescente, pensando que las palabras desaparecen, que uno escribe por amor a ese proceso y no por permanencia o la divulgación de su obra. Por supuesto que también existe ese otro deseo de ser parte de una conversación más general con lectores, con otros autores. Eso es real y es válido sentirlo, pero tiene que haber también una parte que piense que las palabras van a desaparecer y, sin embargo, aunque desaparezcan, hay que seguir escribiendo.P. ¿Se siente ahora abrumado por el éxito? Hay crónicas en la prensa anglosajona que incluso ya hablan de usted como potencial candidato al Nobel de Literatura en unos años…R. A veces sí. Siento que ahora hay una mirada que antes no estaba, y esa mirada es punzante. Y esa mirada que a veces siento es una interferencia, sin lugar a dudas. Pero es igualmente cierto que cuando me siento a escribir logro disolverme en el lenguaje, y esa mirada desaparece. Ahora estoy escribiendo mi próximo libro con gran felicidad y con gran temor, como siempre. Creo que es necesario escribir con cierta vibración de terror, porque implica que uno está tomando ciertos riesgos.P. ¿De qué trata su nuevo libro? Sus dos primeras novelas son muy americanas: A lo lejos es un western y Fortuna es una novela sobre el dinero y el capitalismo… . R. Me interesan los Estados Unidos como ficción. Creo que el país en sí es una especie de gran novela; la idea de los Estados Unidos está en la ficción, con tonterías ideológicas como esa del sueño americano o la del hombre hecho a sí mismo."No quiero escribir 'la gran novela americana'. Me interesa la literatura menor, la que está en situación marginal respecto del canon"P. También existe el mito de la gran novela americana, novelas escritas por estadounidenses sobre estadounidenses y tan gruesas como Fortuna, que tiene casi 500 páginas. ¿Se propuso escribir una gran novela americana?R. No, esa es una categoría que a mí no me interesa, me tiene muy sin cuidado. Las "grandes novelas americanas", entre comillas, a mí no suelen interesarme demasiado. Lo curioso es que "la gran novela americana” es un término acuñado por Henry James, lo que de algún modo es contradictorio: para mí Henry James es esencialmente un autor de la intimidad y de la imposibilidad de las relaciones interpersonales, no es un autor que pretenda retratar grandes movimientos sociales y desplazamientos tectónicos históricos, para nada. En este sentido me parece loco que el término "gran novela americana" fuera acuñado por él. Y, por otro lado, a mí me gusta mucho esta idea de Deleuze y Guattari de la literatura menor, una literatura que está en una situación de algún modo marginal respecto del canon y respecto de la lengua. Me interesa muchísimo más ese tipo de literatura que la literatura y los libros con mayúsculas.P. Pero con Fortuna usted juega en esa liga con mayúsculas. Lo quiera o no, por volumen, por el éxito y por la ambición, Fortuna es una gran novela americana…R. En qué estante ponemos a esta novela es un problema que no me concierne a mí.P. ¿No se sentó a escribir la gran novela americana? ¿No tenía el deseo de hacer un tocho como por ejemplo uno de DeLillo?R. No, yo no escribo de ese modo para nada. Me interesa mucho el canon y en qué modo se perfila una literatura nacional. Tengo un doctorado en literatura comparada y esas son cosas en las que he pensado con cierto rigor y les he dedicado años. Pero cuando dejo ese lugar académico y me pongo a escribir, el tipo de preguntas que me hago es otro. Portada de 'Fortuna', de Hernán Díaz. P. ¿Y qué se plantea al escribir?R. Esa es una pregunta demasiado abierta. En primer lugar, es una relación con el lenguaje, tiene que haber un corazón emocional que late en lo que escribo. Y eso tiene que ver con lo que yo creo que es la belleza, una palabra que se usa demasiado infrecuentemente. Yo defiendo siempre la dimensión estética de la literatura, y también el placer de la conversación íntima con autores y autoras que me interesan y con los que estoy en diálogo.P. ¿Por qué escribe en inglés, que no es su lengua materna?R. La idea de lengua materna para mí ha estado de algún modo desdoblada desde mi infancia. Yo me crié en Estocolmo y, por supuesto, hablábamos en español en casa y teníamos una biblioteca muy grande en castellano. Pero la lengua de mis amistades, la lengua de la escuela, la lengua social era el sueco. Desde mis primeras memorias existe esa dualidad. Y eso es igual con el inglés. En mi adolescencia nunca tomé una clase formal de inglés, pero tenía el sueco, y las dos lenguas son primas, están emparentadas. Me puse a leer libros con un diccionario. Para mí el aprendizaje de la lengua inglesa fue simultáneo a adentrarme en su tradición literaria. Las dos cosas vinieron juntas.P. El gran protagonista de Fortuna es el dinero. ¿Qué tiene el dinero para que nos fascine tanto? R. El dinero creo que nos fascina porque es un medio en el que nos movemos y que nos rodea absolutamente, que determina casi todas las relaciones sociales en las que entramos. Esta relación, la situación actual, está de algún modo marcada por el dinero. Yo me lo estoy pasando genial, pero estamos aquí trabajando, lo que en última instancia implica que hay dinero atrás. Cualquier pequeño gesto, en realidad, nos remite al dinero. Este café que nos estamos tomando, las veredas que pisamos… Todo. El dinero es un campo entendido en términos de las Ciencias Físicas, es un medio, no sé muy bien cómo decirlo. Es algo que nos rodea y lo impregna todo. Pero al mismo tiempo es un inmenso tabú, algo de lo que no hablamos. Esa disonancia entre la omnipresencia del dinero y el silencio que lo rodea a mí me llama mucho la atención y creo que es algo fascinante."El discurso en torno al dinero es intencionadamente obtuso y oscuro, está diseñado para no ser comprendido"P. El dinero está en todos lados, y sin embargo los mecanismos de su funcionamiento siguen siendo un misterio para la inmensa mayoría de las personas…R. Sí. Muy poca gente entiende cómo se mueven los engranajes del dinero, pese a que nos afecta de un modo directo y nos puede cambiar la vida, porque podemos perder nuestra casa, nuestra hipoteca… Esos engranajes tienen un efecto muy real, y, sin embargo, no los entendemos. El discurso en torno al dinero es intencionadamente obtuso y oscuro, está diseñado para no ser comprendido por motivos que son absolutamente obvios. Y, por otro lado, también está la cuestión del tabú. Si yo te pregunto cuánto dinero tienes en el banco, la situación se hace un poco incómoda. El dinero se parece al sexo, que es algo que también determina nuestras vidas de un modo absoluto con sus pulsiones y esos deseos que sentimos o reprimimos en muchos momentos durante todo el día, pero jamás se nos ocurriría hablar de eso con nadie. El dinero, en este sentido, tiene un cariz bastante parecido. Por eso uso la palabra tabú, una palabra con una carga sexual bastante fuerte.P. Los movimientos de las grandes finanzas de las que se ocupa Fortuna son especialmente complicados ¿Ha tenido que documentarse a fondo para novelar ese dinero?R. Sí, muchísimo. Yo me dediqué siempre a los libros, que obviamente no es un mundo demasiado redntable. El dinero es una especie de Moby Dick, una especie de criatura fantástica y antipática. Y por eso me interesaba. He tenido que educarme, que aprender y hacer un trabajo de archivo muy intenso para escribir esta novela. Hubo muchísimo esfuerzo en tratar de que lo que contaba fuera verosímil. Y también me interesaba destacar que el dinero es algo descarnado, sin cuerpo, intangible, una abstracción. Algo descarnado en todos los sentidos, porque también está la fealdad del discurso del dinero.P. El dinero es en realidad pura ficción, una convención social que nos hemos dado, una ficción colectiva. Y esa ficción cada vez se complica más, ¿no le parece?R. Cuanto más grandes son los números que se manejan, más abstractos son los instrumentos y las operaciones, y más se parecen a la ficción porque no están anclados en tangibles. Pero esa es una de las cosas que más me interesan del dinero, el ver cómo las ficciones pueden alterar la realidad, cómo una ficción puede dejar una marca en el mundo."La literatura determina como vemos el mundo"P. ¿También la ficción literaria?R. Yo creo que sí. Para empezar, la frontera entre literatura e historia es mucho más permeable de lo que a primera vista uno supone. Las ficciones y las narrativas juegan un papel fundamental en la conformación de una identidad nacional, por ejemplo, pero también a nivel subjetivo. Yo soy la suma de las historias, muchas de ellas ficticias, que cuento acerca de mí mismo y las que los demás cuenten acerca de mí. Creo que la ficción tiene un lugar primordial en nuestros modos de ver la vida. La literatura es uno de los modos fundamentales en los que el lenguaje se transforma y se va moldeando. Y el lenguaje es la tecnología básica a través de la cual comprendemos y aprendemos la realidad, así que la literatura obviamente determina el modo en el que vemos el mundo.P. Su primera novela se desarrolla en el siglo XIX y Fortuna en la primera mitad del siglo XX. ¿Le interesan los Estados Unidos del presente?R. Sí, no tengo ningún tipo de limitación.P. ¿No se cierra a que en sus novelas salga por ejemplo internet?R. Lo que espero es no escribir nunca una novela con mensajes de texto.R. ¿Ni siquiera con personajes que escriban mensajes de texto?R. No, no por favor. Me tendría que inventar algo para que no hicieran eso. Yo no estoy en redes sociales ni en nada de eso. Pero digamos que la contemporaneidad de uno es un accidente, no siento que tenga que ser fiel a mis circunstancias. De ningún modo.P. No nos ha dicho de qué va el nuevo libro que está escribiendo…R. Es que creo que si lo cuento cuando salga a la calle me atropellará una ambulancia. Soy el ateo más supersticioso del mundo, así que lo siento, no puedo decirle de qué estoy escribiendo. Además, cuando escribo necesito que sea algo maleable, que pueda tomar direcciones inesperadas. Y si cuento lo que estoy escribiendo, eso puede resultar duro.P. Lo que sí que está ya claro es que se hará una serie de televisión de Fortuna, ¿no?R. Sí, de cuatro o cinco capítulos. Antes de que se publicara Fortuna, mi agente envió las galeradas a productores, directores y demás. Mi sueño era que Todd Haynes llevara el libro a la pantalla, pero todo el mundo me decía que mejor pensara un plan B. Pero él leyó el libro, le gustó y va a dirigir la serie. Nos hemos hecho muy amigos.
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