Durante la madrugada del 19 de febrero del año 2021 y, por motivos que aún no han salido a la luz, Diego Rodríguez se vistió, cogió un cuchillo, se despidió de su madre diciéndole que iba a matar unos conejos y enfiló la calle. A muy pocos metros, en la misma parroquia orensana de Santa Marta de Velle, vivían su primo y la novia de éste, a los que Diego sorprendió en plena noche. Según el escrito de acusación de la Fiscalía al que ha tenido acceso ABC, el acusado tocó a la puerta de la casa pidiendo que le abriesen. Sin mediar palabra, se abalanzó sobre la pareja al grito de «os voy a matar» y se enseñó a cuchilladas contra ellos. La peor parada fue la chica, de 22 años, que cayó muerta en el suelo a causa de las puñaladas . Su pareja, y primo del supuesto agresor, logró salvar la vida de milagro, pero por si no lo lograba, dejó el nombre de su verdugo escrito con sangre en el suelo. Tres años después, el crimen llega a la Audiencia provincial de Orense, que por primera vez desde la modificación legislativa de 2015 presenciará la petición de una prisión permanente revisable. Esta solicitud corre de cuenta de la única víctima que salió con vida del ataque, el primo de Diego, que permaneció más de dos meses ingresado a causa de la brutalidad con la que el procesado se ensañó con él y que arrastra graves secuelas físicas y psíquicas. Por su parte, el Ministerio Público solicitará 17 años de prisión por lo que considera un delito de asesinato y 7 por el delito de asesinato intentado. La Fiscalía apunta que concurre la circunstancia de «atenuante analógica de la responsabilidad criminal de alteración psíquica». Considera que el acusado «actuó con su conocimiento y comprensión del acto afectado de forma moderado» debido «a una interpretación errónea de la realidad» y en menor medida «afectada la actuación conforme a esta comprensión». El procesado está diagnosticado de un trastorno psicótico del tipo esquizofrenia paranoide que necesita tratamiento médico, y para el que llevaba varios meses sin tomarse la medicación pautada. La noche de los hechos se deshizo del cuchillo tirándolo a una finca próxima y volvió a su casa saltando la alarma del inmueble, «desactivándola y respondiendo tranquilamente la llamada de la central», tras lo cual se quitó la ropa, la tiró a la basura y se metió en la cama . El plenario se prolongará durante cuatro días.
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