La concentración de gases de efecto invernadero rompió todos los récords en 2023, y en las últimas dos décadas los niveles de dióxido de carbono (CO2), el principal de ellos, aumentaron un 11,4%, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una alerta de subida que dista del objetivo de París. Y es que se alcanzaron el pasado año niveles de dióxido de carbono de 420 partes por millón, lo que supone un aumento del 151% respecto a niveles preindustriales (antes de 1750). Este 2024, el panorama no es diferente, «a pesar de todo lo que se habla del tema, de los ambiciosos objetivos marcados y de todas las inversiones realizadas por organismos públicos y empresas del sector privado», subraya Michael Lohscheller , CEO de Polestar, quien sostiene que el «el sector del transporte y la industria del automóvil en particular dispone de la tecnología y las herramientas necesarias para contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: la electrificación». Los vehículos eléctricos ofrecen una «tecnología fiable y madura que puede ayudarnos a cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Son cada vez mejores en términos de autonomía, velocidad de carga, infoentretenimiento y confort. De hecho, si alguien quiere comprar un buen coche, lo más probable es que la versión eléctrica sea mejor que la que tiene motor de combustión interna. Pese a ello, el ritmo de adopción en general no sólo no se acelera, sino que en muchos casos se está ralentizando», añade. Noruega, China o India son algunos de los países en los que las ventas de eléctricos están en auge. Pero, «la decisión de un consumidor de adquirir su primer vehículo eléctrico genera un efecto contagio similar al observado con otras soluciones sostenibles, como la energía solar. En lugar de acelerar, muchos legisladores están dando marcha atrás. Los ambiciosos planes de la UE para retirar del mercado los vehículos de combustión interna están siendo cuestionados por los mismos políticos que los introdujeron, alegando una supuesta necesidad de fomentar la competencia y proteger los puestos de trabajo», afirma. Decisiones que «ponen en riesgo nuestros objetivos para 2035. Estas indecisiones no sólo ralentizan la transición verde, sino que también hacen que opciones menos sostenibles continúen siendo más prácticas y económicas», subraya el CEO de Polestar, al tiempo que insta a que «los legisladores e inversores mantengan sus compromisos y confirmen su apoyo a las soluciones de que disponemos para luchar contra el cambio climático, incluyendo un apoyo decidido a la transición hacia la movilidad eléctrica y la elaboración de un plan para fijar un precio global de las emisiones de carbono».
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