Altair: trabajando el huerto escolar

El huerto, la estación meteorológica, el invernadero y el gallinero de Altair son unos recursos pedagógicos muy interesantes para que los estudiantes aprendan sobre naturaleza, parámetros del clima, medio ambiente y sostenibilidad, pero, sobre todo, constancia, sensibilidad y admiración. Los alumnos de Altair de diversos cursos de ESO trabajan este huerto escolar que se construyó hace ya cuatro años aprovechando un parterre del colegio que no estaba ajardinado y lo van extendiendo a otros espacios. Gracias a este huerto, los alumnos de ESO de Altair trabajan la tierra, plantan semillas, cuidan la naturaleza, recogen los frutos, etc. Esta iniciativa permite reutilizar espacios naturales que dispone el colegio y sirve para que los estudiantes aprovechen mejor el tiempo del recreo, con una actividad divertida. Además, entre los alumnos y los profesores van impulsando otras actividades naturales que ayudan a aprender sobre reciclaje y sostenibilidad. Así, han creado una compostera, un invernadero y un sistema de recogida y aprovechamiento de agua de lluvia que luego sirve para regar el huerto y las plantas del colegio. Todo con materiales reciclados de otras instalaciones y con lo que va saliendo de las obras que se van haciendo. Patatas, remolacha, pimientos, guisantes, zanahorias y habas tienen cabida en el huerto de Altair. También se han plantado árboles frutales como naranjos y limoneros. Y gallinas, gansos, conejos y ¡caracoles! Todas estas especies animales completan el huerto de Altair. El profesor que se encarga de esta actividad en Altair, don David Llanos , cuenta del huerto que «sirve para sensibilizar a los alumnos con respecto al medio ambiente, trabajar la perseverancia, la paciencia, la constancia, la capacidad de observación y la capacidad de asombro, el trabajo en equipo... Y conocer una disciplina muy interesante como es el cultivo de distintas especies vegetales y el cuidado de los animales». Altair es un colegio de educación personalizada y bilingüe que busca el pleno desarrollo del alumno en su formación humana y académica. Cada estudiante tiene asignado un preceptor, que se encarga de ayudarle en su formación. El preceptor mantiene un trato frecuente con el alumno y, como mínimo, una entrevista trimestral con su familia.

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