El Real Madrid cae en el Bernabéu, por segundo partido consecutivo tras la goleada del Barcelona, en un partido indigno de un equipo que aspira a competir por la Champions. Es la segunda derrota en la competición europea tras la del Lille y la tercera de la temporada con el Clásico. Ancelotti sigue sin mejorar nada de un equipo que volvió a hacer un partido deficiente en defensa y en ataque. Lunin, lo más destacado, evitó la goleada. Morata, en su regreso al Bernabéu, marcó el segundo gol del Milan y mete en crisis al Real Madrid.
El equipo de Ancelotti fue un caos. Es imposible saber a qué juega, qué mecanismos tiene para ser un bloque sólido y peligroso en ataque. La estructura se rompe por el centro del campo. No es el único problema que aprovechó un Milan que llegaba al Bernabéu con dudas. No atraviesa su mejor momento el equipo italiano, pero a este Madrid le reduce cualquier equipo que le ponga intensidad y sepa mover el balón con velocidad y verticalidad. El juego colectivo del equipo blanco es un desastre. Lo preocupante es que en otras ocasiones jugaba mal y ganaba, pero ni con Mbappé encuentra soluciones.
El Real Madrid se vio con un 1-3 en el marcador a falta de diez minutos para el final y el gol de Rüdiger le daba la esperanza. Fue revisado y anulado por el sistema de semiautomático. La tecnología detectó que la punta del pie del alemán estaba adelantada. En los tres últimos partidos en el Bernabéu, el Real Madrid ha recibido 9 goles: dos del Borussia Dortmund, cuatro del Barça y los tres del Milan. Un horror.
El partido se convirtió pronto en una pesadilla. El Milan golpeó primero en un saque de esquina mal defendido por Tchouaméni. El francés no tuvo contundencia ni tensión para ganar la posición y evitar el cabezazo de Thiaw. Un jarro de agua fría, a los doce minutos, para un Real Madrid que había entrado bien al partido. Con Modric a los mandos, sacando el balón desde atrás y tomando el control del juego. Ancelotti no encuentra otro Kroos. El croata es lo más similar, la pieza que necesita el equipo para darle fluidez y claridad al juego. Empezó con ganas y actitud el equipo de Ancelotti, pero el Milan tenía un plan. Theo Hernández y Rafael Leao buscaron el punto débil de la defensa blanca. Insistieron por la zona de Lucas Vázquez.
El gol del Milan llega en una jugada que le ganan la espalda a Lucas Vázquez. No es culpa del lateral derecho, que tira la línea adelantada para achicar el campo. Se quedó Rüdiger, lo aprovechó Theo y provocó el saque de esquina. El remate de Thiaw, ante el débil marcaje de Tchouaméni, encendió la alarma en el Bernabéu. Tocaba, de nuevo, la remontada. Como en el día del Borussia Dortmund, que se puso por delante con dos goles.
La jugada del penalti que provoca Vinícius. (REUTERS Susana Vera)El partido se puso cuesta arriba para el Madrid, pero pronto se produjo la reacción. Mbappé tuvo el empate en un disparo potente al centro que desvió Maignan. El portero del equipo italiano sacó otro balón a un disparo cruzado de Vinícius. Este más blando. El Madrid no entró en un ataque de pánico. Perseveró y encontró la grieta del sistema defensivo italiano en una incursión de Vinícius por el costado izquierdo.
Vinícius provocó el penalti de Emerson en una acción protestada por el Milan. Emerson fue al suelo, no llegó a tocar el balón y sí a Vinícius. El árbitro vio contacto suficiente para derribar al brasileño. Morata, entre risas de incredulidad, se quejó. No hizo falta ir al VAR. Lo lanzó Vinícius con serenidad y seguridad. Amagó a Maignan, lo tumbó y disparó por el centro. Lo celebró besando el escudo, sin ningún gesto reivindicativo, como se podía esperar por el disgusto que se llevó tras quedarse sin el Balón de Oro.
Con el partido igualado, el Real Madrid se relajó y el Milan se hizo el dueño del balón. Avisó Reijnders con un disparo desde fuera del área al que respondió Lunin con una excelente estirada. El Madrid cedió el control. Atascado, indeciso y pasivo. Se veía venir lo peor y sucedió en un ataque en el que Leao remata, rechaza Lunin y Morata, llegando desde atrás, marca a placer. El sistema defensivo del Real Madrid volvió a hacer aguas.
Pitos del Bernabéu
La incomprensible desconexión pasó factura al campeón de Europa, que se fue al descanso con angustias y pitos de un Bernabéu que se impacienta. El aficionado quiere sufrir menos, ver a su equipo enchufado, competir mejor y no tener este tipo de lagunas. Lo que hizo Morata en un primer tiempo en el que se vació en defensa y en ataque. Trabajó en la presión y aprovechó su ocasión para marcar. Mbappé no había aprovechado ninguna de sus tres ocasiones de gol. La defensa era un coladero. El juego del equipo no tenía el ritmo y la intensidad que se necesita para hacerse intimidar y ser superior.
La primera medida de Ancelotti fue hacer un doble cambio en el inicio de la segunda parte. Camavinga y Brahim Díaz, de revulsivos, por Tchouaméni y Fede Valverde. La salida del primero es comprensible por los problemas que tiene para hacerse dueño del centro del campo y su fragilidad para hacer el equipo sólido. Lo extraño es quitar al uruguayo.
El plan del Real Madrid pasó a jugar con cuatro delanteros: Brahim Díaz, Bellingham, Vinícius y Mbappé. Más energía y verticalidad para arrinconar y someter al Milan. No empezó nada bien. La primera gran ocasión del segundo tiempo es un remate de cabeza de Rafael Leao y un paradón de Lunin. Otra gran estirada del ucraniano evitó el tercero y dejó en evidencia la mala defensa de su equipo.
El partido se puso peligroso. El Madrid quería vértigo, pero no estaba fino ni preciso en los pases para finalizar las jugadas y romper la defensa rival. El Milan le cogió en dos contraataques desactivados por Militao y Rüdiger. Bellingham le puso carácter, tiró del equipo hacia arriba, combativo, pero poco efectivo. Mbappé cayó en la ansiedad. Tuvo la ocasión del empate en un disparo que envió fuera tras un buen robo de Modric. Al delantero francés se le vio resoplar. Síntoma de su frustración por no estar acertado. Ancelotti quitó a Modric y metió a Ceballos. Más piernas frescas para dar otro acelerón al juego.
Fonseca quitó a Morata y el Milan no renunció al ataque. Le dio la puntilla con el gol del Reijnders, el tercero, tras una jugada que retrata los males del Real Madrid. Nadie supo cómo frenar una acción directa de Rafael Leao, que se fue de Militao y Lucas Vázquez por velocidad. Asistió a Reijnders. El holandés remató solo para sentenciar un partido caótico del Real Madrid. El gol anulado de Rüdiger le daba la esperanza de tirar de la épica y evitar la catástrofe. No pudo ser. Fue anulado.
elconfidencial.com