Andrés Feliz, de esquivar la delincuencia y vivir con una viuda en El Prat a fichaje estrella del Madrid

La temporada de baloncesto español comenzará con un tiroteo de categoría. Real Madrid y Barcelona se enfrentarán hoy ( 18.30 horas, Movistar Plus ) en la primera de las semifinales de la Supercopa de España celebrada en Murcia, un duelo histórico y de lo más estimulante, pues los dos grandes de la canasta nacional han recibido una brillante capa de pintura durante el mercado de fichajes. Los catalanes, tras no conquistar ningún título, han adquirido cinco nuevas piezas para su rotación, además de un nuevo comandante, Joan Peñarroya , que sustituye a Roger Grimau en el banquillo. Nuevos rostros como el del escolta estadounidense Kevin Punter , uno de los anotadores más volcánicos de Europa y actor coprotagonista en la histórica pelea entre los madridistas y el Partizan de 2022, o como el del gigante senegalés Youssoupha Fall , que con sus 221 centímetros se ha convertido en el jugador más alto de la historia del Barça. El también norteamericano Justin Anderson , el exmadridista Juan Núñez y el nigeriano Chimezie Metu , con una dilatada trayectoria en la NBA, completan la revolución azulgrana. Si el Barça ha necesitado tirar de talonario por causas deportivas, el Madrid lo ha tenido que hacer por el inevitable paso del tiempo. Las retiradas de ídolos como Rudy Fernández o Sergio Rodríguez y las despedidas de Fabian Causeur o Guerschon Yabusele han obligado a la dirección deportiva a acometer fichajes para revitalizar su gran proyecto, que este fin de semana aspira a ganar su séptima Supercopa consecutiva. Serge Ibaka, Usman Garuba y el tirador Xavier Rathan-Mayes anhelan ser importantes en los planes de Chus Mateo, pero es el base Andrés Feliz (Santo Domingo, República Dominicana, 27 años) el que más ilusiones despierta en la afición blanca. Fue el caribeño uno de los jugadores imprescindibles de la última temporada ACB, un toro, especialista en anotar canastas imposibles (al Bilbao lo tumbó con un triple desde más de 25 metros ) y capaz de dirigir a una plantilla de tanto calado como la del Joventut de Badalona, donde militaba desde 2021. Sus 15 puntos y 4,3 asistencias de media le llevaron a ser incluido en el quinteto ideal de la competición, premio que fue seguido de su fichaje por el Real Madrid hasta 2027. Un movimiento que tiene aún más valor si se tiene en cuenta que Feliz solo lleva jugando en el baloncesto europeo desde 2021. Su meteórica carrera nada tiene que ver con sus orígenes. El ahora base blanco nació en Guachupita , un barrio del noreste de la capital dominicana cuyo nombre viene de una expresión venezolana y colombiana que significa «desorden o alboroto causado por varias personas». Un laberinto infinito de casas y chabolas que desde hace dos años ni siquiera tiene un destacamento policial propio. No hay comisarías ni sirenas en sus calles y son los trapicheos de drogas, los atracos a mano armada y los cortes de agua y electricidad los que escriben el día a día de sus vecinos. Y en medio de ese caos, nació hace 27 años un superhéroe. Feliz encontró en el baloncesto una burbuja con la que elevarse por encima de aquel autodestructivo ambiente. Mientras muchos de sus conocidos acababan en la cárcel o bajo tierra, él comenzó a botar. Se crió en las pachangas a las que le llevaba su padre y tal era su calidad que, tras ser el máximo anotador del Mundial sub-19 en 2015, recibió una beca para viajar a Estados Unidos y unirse al equipo de baloncesto del instituto West Oaks Academy de Orlando, Florida. En la tierra de las oportunidades sobrepasó todas las expectativas y llegó a ser uno de los proyectos más interesantes del sureste estadounidense. De hecho, sus actuaciones le permitieron seguir con su formación en la universidad de Illinois. Pero como tantos otros antes que él, su ímpetu fue insuficiente para hacerse un hueco en la NBA en los últimos meses de 2020 debido, entre otras cosas, al caos organizativo que supuso el coronavirus. En cambio, Europa tenía los brazos abiertos para recibir al talento. Fue El Prat , un equipo satélite del Joventut y que militaba por aquel entonces en la LEB Plata , la tercera categoría del baloncesto español, el que decidió apostar por Feliz. De hecho, según 'Relevo', el fichaje del dominicano costó solo 1.000 euros, muy lejos de los 500.000 que ha pagado el Real Madrid este verano para reclutarle. Todo cuadraba salvo por un pequeño detalle. La academia del club estaba hasta los topes y no había dónde alojarle. Ahí apareció en escena Montserrat , una viuda y buena amiga del equipo que decidió acogerle en su casa. Una convivencia que solo duró seis meses, pues en junio de 2021 Feliz ya había firmado con el Joventut, aunque perduró en el tiempo. Cuando el calendario le da un respiro, la nueva estrella del Madrid se acerca con su mujer e hijos a hacerle una visita.

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