No hace tanto que las democracias sabían defenderse de sus enemigos. Hasta más allá del cambio de siglo, colaborar con una potencia extranjera en contra de los intereses nacionales, o incluso beneficiarse sin participación activa, era motivo sobrado para ser fulminado del escaparate público. Ahora no. Hace unos años se detectaron los lazos financieros y políticos de Podemos con Venezuela e Irán y no pasó nada. Después apareció Putin en la trama independentista de Puigdemont y ahí sigue de socio de Sánchez. Y hoy Alandete nos descubre otra organización prorrusa investigada por el FBI que tiene entre sus objetivos desprestigiar a Felipe VI y promocionar la ultraderecha en España; saben que el Rey es el principal soporte de la institucionalidad... Ver Más
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