Ha batido su propio récord. Un empresario asentado en Madrid es el epicentro de un negocio muy lucrativo y peligroso de venta de productos cosméticos ilegales y que va a ser imputado no solo por infracciones a la propiedad intelectual, sino probablemente también por delito contra la salud pública. El investigado ya logró el pasado año pasar a la historia como el dueño del mayor alijo de estos productos, con más de 700.000 unidades aprehendidas; ahora, le han sido incautadas casi el doble (en concreto, 1.307.514) en dos tiendas y un almacén que este importador y comerciante asiático tiene en la capital. El miércoles por la mañana, agentes de la Oficina de Atención al Ciudadano de la Comisaría Integral del Distrito de Usera de la Policía Municipal acudieron al establecimiento que el sospechoso regenta en el barrio. Debía tener el género, procedente en parte de la operación de junio de 2023, precintado e inmovilizado. Pero lo había vuelto a poner a la venta. De hecho, la Comunidad de Madrid le había impuesto una sanción de 120.000 euros, pero el empresario dividió su negocio en dos nuevas mercantiles; cuando supo que el expediente se había convertido en dos (uno por cada empresa nueva), intentó otro ardid: las unificó en otra sociedad limitada, pero distinta a la primera. En definitiva, ni había pagado la multa ni había cerrado los negocios, que están en Tetuán y Usera. Los agentes hallaron mil cajas en el almacén; entre ellas localizaron 700 unidades de esmaltes de uñas con sustancias cancerígenas prohibidas, como benzofenona (cetona aromática), formaldehído (altamente volátil y muy inflamable) y tosilamida. El problema añadido es que esos esmaltes se revendían a multitud de establecimientos que arreglan uñas. Asimismo, los policías municipales encontraron una treintena de falsificaciones de marcas de lujo como Louis Vuitton, Hermès, Dior (supuestamente, adquiridos en comercios de la calle de Serrano)... No había facturas y eran regalos que el empresario hacía a los clientes vip, aquellos que hacían los pedidos mayores. Además, el almacén carecía de protección contra incendios, ventilación y el cuadro de luz estaba al aire, con algunos cables fuera. El baño tenía tanta roña, que el retrete estaba impracticable. Los actuantes informaron al servicio higiénico-sanitario de la Comunidad de Madrid (el material quedó precintado), al departamento de Sanidad de las Juntas de los Distritos de Tetuán y Usera, a Bomberos, a la Agencia Española del Medicamento, a Vigilancia Aduanera (muchos productos proceden de China) y se han remitido diligencias policiales a la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional, al hallarse sustancias cancerígenas en los esmaltes de uñas, informan fuentes del CNP. Proceden de dos fabricantes sobre los que se han abierto investigaciones. Cuando al empresario chino le preguntaron por qué había vuelto a poner a la venta, el interpelado respondió: «Tengo conocimiento de que debería haberlos destruido, porque me avisaron en julio de 2023, y lo iba a hacer a través de un gestor de residuos autorizado, pero al final no lo he hecho y no quería tirarlos a los cubos de basura del ayuntamiento». Además, tenía escondidos nada menos que 3.000 litros de acetona y geles hidroalcohólicos. Al individuo se le lleva haciendo un seguimiento desde 2019 por parte de la Policía Municipal de Madrid. Primero tuvo un establecimiento en la calle de Nicolás Sánchez, en Usera, que unió con el anejo. Fue precintado tras una primera inspección y resultó sancionado, como ya se ha comentado. Tras esa operación Fraile, le prohibieron la fabricación de este tipo de sustancias. En el momento de la intervención del miércoles por la Oficina de la Atención al Ciudadano, el investigado acababa de recibir un pedido de China de más de 80.000 productos. En junio del año pasado, el decomiso ascendió a 710.000 productos falsos y también con componentes cancerígenos. La investigación comenzó a inicios de 2023 cuando el departamento regional de Consumo recibió una denuncia ante la posible venta fraudulenta de un fármaco que necesita prescripción médica en unos locales de la calle Nicolás Usera y Marcelo Usera. La Policía Municipal puso en marcha entonces la operación Botica para registrar diferentes parafarmacias del distrito, entre las que no se incluyó la de Nicolás Usera por estar cerrada. Sin embargo, los agentes continuaron con las pesquisas y comprobaron que volvió a abrir en mayo y que allí varias personas confeccionaban artículos cosméticos sin contar con licencia para ello. Y empezó el dispositivo bautizado Fraile. Las etiquetas solo estaban en chino, no reflejaban ni el lugar de origen, ni la caducidad ni la trazabilidad.
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