Colocón de 'gas de la risa': la droga extranjera de moda aterriza en Madrid

En las fiestas patronales de El Álamo, un grupo de jóvenes apura el 'mañaneo' entre copas de alcohol y globos de colores. La música suena a todo trapo en la caseta y nadie de los allí presentes parece estar conectado con la realidad: apenas hablan entre sí y casi todos los que aguantan mantienen la mirada perdida. Fuera de la fiesta, algunos vecinos llevan días topándose con extraños tanques en forma de botella esparcidos por el suelo. Y no es la primera vez que dan con ellos, también en el parque de San Isidro, conocido como 'El Coto', han encontrado restos de botellones aderezados con este tipo de bombonas. Se trata de óxido nitroso (N2O), un gas con propiedades anestésicas, analgésicas y disociativas que ya pega entre la juventud madrileña. Aunque todavía a cuentagotas, el 'gas de la risa' (así se le llama coloquialmente) se ha dejado ver en fiestas 'rave', parques, zonas de ocio nocturno y vagones de metro. «La risa que produce es tremenda», resume un consumidor, no sin olvidarse de la extrema sensación de felicidad y relax que provoca su inhalación. Lo hace parco en palabras, sin entrar a valorar que no es oro todo lo que reluce. Pero antes de desgranar sus peligrosos efectos , conviene trazar la ruta de esta droga recreativa hasta tocar a las puertas de Madrid. Hace una década, el óxido nitroso se extendía principalmente por los clubes de Reino Unido, Países Bajos y algunos festivales del norte de Europa. Un uso recreativo del gas que poco a poco fue detectándose en las zonas más turísticas del Levante español (Costa Brava y Costa del Sol, principalmente) e Islas Baleares. Así, no tardó en descubrirse que eran los propios extranjeros los encargados de llevar consigo el colocón a sus destinos vacacionales. «En Ibiza lo llevo viendo desde la primera vez que fui, más o menos a partir de 2010», añade un antiguo camarero de la isla, consciente del 'boom' que supuso el desembarco de esas pequeñas cápsulas a 4 o 5 euros cada una. De aquella irrupción se pasó a un periodo de barbecho donde el fenómeno de los globos parecía acotado a este tipo de ambientes y público. Pero llegó la pandemia y lo cambió todo. Como en tantas otras drogas, el cierre de bares y discotecas provocó que el gas comenzara a consumirse en casas particulares y botellones, lo que rápidamente condujo a su deslocalización. Ello ha llevado a las autoridades a poner el foco en su uso fraudulento (de manera legal, se utiliza como sedante en las clínicas dentales; y en hostelería, para cargar los sifones de montar nata), dejando tras de sí un rastro de intervenciones en la Comunidad de Madrid. En Humanes, la Policía Local desmanteló una fiesta ilegal la Nochebuena de 2020, en la que además de identificar a 48 personas que incumplían el toque de queda, hallaron los primeros tanques industriales de este peligroso gas, cuyo uso tras el fin de la pandemia ha desplazado paulatinamente a las cápsulas monodosis de N2O. «Dentro del ámbito recreativo, el óxido nitroso tuvo su explosión años después de su descubrimiento, luego cayó un poco en el olvido, y en los últimos tiempos parece que se ha reactivado», expone a ABC el director estatal de Energy Control, Claudio Vidal, apoyándose en las publicaciones de los últimos decomisos y en el rastro que dejan los cartuchos en la vía pública y los puntos limpios de algunas localidades. Según ha podido cotejar este diario, de un tiempo a esta parte el crecimiento es tal, que este año se han multiplicado las actuaciones a lo largo y ancho de toda la región. En abril, por ejemplo, el Cuerpo Local de Coslada intervino más de 140 bombonas repartidas en una treintena de cajas en el maletero de un coche. Fue en un control rutinario cuando los uniformados observaron a un vehículo de gran cilindrada realizar una maniobra evasiva para eludirlo: a bordo, dos vecinos de la Cañada Real que al ser alcanzados trataron de justificar el cargamento para autoconsumo. Unas explicaciones que no sirvieron de nada, ya que la mercancía fue requisada y el conductor terminó denunciado por transportarla sin la preceptiva autorización. Precisamente, el hecho de que pueda adquirirse de manera legal dificulta a las autoridades su control. Las fuentes policiales consultadas incluyen al óxido nitroso dentro de las drogas inhalantes, al igual que los pegamentos o aerosoles, productos de doble uso a los que solo se les puede echar el guante en según qué circunstancias. La tenencia es difícilmente perseguible si no se demuestra su venta como estupefaciente o, como en el caso de Coslada, si se detecta en grandes cantidades y el portador no es capaz de explicar el origen. En mayo, agentes locales de Leganés se incautaron de varias botellas usadas en fiestas y discotecas; y al mes siguiente, la Policía Municipal de Madrid arrestó al propietario de un after ilegal en la avenida de General Perón (distrito de Chamartín), acusado de suministrar a decenas de clientes el llamado 'gas de la risa'. El traficante, de 27 años, vendía cada bote a 50 euros, llegando casi a doblar el precio al que se pueden adquirir en internet. Almacenaba en total 37 recipientes de la marca Cream Deluxe, la más popular entre sus adeptos. Al entrar, los funcionarios sorprendieron a 42 personas y un reguero de globos esparcidos por el suelo. Pese a que el óxido nitroso se considera una sustancia con «un perfil de riesgo bajo», siempre y cuando se consuma a dosis bajas y puntuales, el director de Energy Control advierte de sus riesgos, asociados principalmente a dos elementos: la forma de ingesta y la frecuencia . «A la hora de ingerirlo no se debe aspirar directamente del cartucho, porque sale a una temperatura muy baja y podría provocar quemaduras; tampoco se debe retener el gas en los pulmones porque desplaza el oxígeno y podría producir asfixia; y es fundamental extremar la prudencia si se combina con otras drogas, sobre todo con el alcohol, porque altera el sistema nervioso central y puede provocar pérdidas de equilibrio u orientación», recuerda. Respecto a la periodicidad, el consumo continuado también podría desembocar en una deficiencia de vitamina B12. «Se caracteriza por síntomas neurológicos, relacionados con el hormigueo de las extremidades», añade Vidal, consciente de que el problema que presentan este tipo de productos radica en la manera de imponer limitaciones sin que vaya en perjuicio de los usos lícitos. Un producto legal empleado de forma ilegal, que aunque cualquier persona pueda adquirirlo en tiendas físicas o internet, los grandes decomisos del verano indican la existencia de redes de tráfico: 4.200 kilos en Málaga, 1.800 en Sevilla... Y ya saben, la oferta siempre va ligada a la demanda.

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