En la actualidad, los comedores escolares juegan un papel esencial en la alimentación de los niños y, por consecuencia, en sus hábitos alimentarios y su bienestar. La alimentación que reciben en estos espacios es fundamental para su crecimiento físico e intelectual, y por ello deben ofrecer una alimentación adecuada y de calidad. Por lo tanto, la pregunta que muchas familias se hacen es: ¿cómo podemos saber si el comedor escolar de nuestros hijos brinda una alimentación adecuada? En primer lugar, es importante entender que una buena alimentación depende de la calidad y el equilibrio de los nutrientes . Un comedor escolar debe ofrecer un menú variado que incluya todo tipo de proteínas, carbohidratos, grasas saludables y una buena cantidad de frutas y verduras frescas. Los comedores deben evitar soluciones rápidas y económicas, como los alimentos procesados o ricos en azúcares, ya que, aunque sean saciantes, no aportan los nutrientes necesarios para el desarrollo óptimo de los niños. Los hábitos alimentarios de los menores son esenciales para su óptimo desarrollo, por lo que es fundamental evaluar si los menús escolares son adecuados y beneficiosos para los estudiantes. Así lo refleja el informe «Menús Escolares», elaborado por la OCU en 2023, que señala que ninguno de los 622 menús escolares analizados se ajusta a las recomendaciones de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición). Otro dato relevante del estudio es que solo un 33% de los menús se preparan directamente en el centro educativo , ya que cada vez más colegios recurren a empresas de catering; de hecho, un 55% de los menús provienen de empresas que cocinan para varios centros. El informe indica que los menús escolares contienen un exceso de patatas y una insuficiencia de legumbres, ya que el consumo de estas últimas no alcanza el mínimo recomendado de 1,5 veces por semana. En cuanto a las verduras, la mayoría se sirve en forma de puré, aunque lo ideal sería cocinarlas enteras con mayor frecuencia. Además, el análisis señala una notable ausencia de huevos en los menús, ya que no se cumple con la recomendación de incluirlos al menos una vez a la semana. Un aspecto que se debe analizar para garantizar la calidad de la alimentación en los comedores escolares es la transparencia de los mismos . En muchas ocasiones, los menús que se presentan a los padres no contienen suficiente información sobre los ingredientes o la preparación de los platos. Esto dificulta saber si los alimentos son realmente nutritivos o si, por el contrario, los productos utilizados son de baja calidad. Para poder evaluar la comida que reciben los niños, es fundamental que el comedor sea claro y detallado en la información que ofrece . Algunos comedores permiten a los padres visitar las instalaciones y observar la preparación de los alimentos, lo que resulta muy útil para verificar la alimentación que reciben sus hijos. Otro punto clave es la presencia de un profesional en nutrición dentro del equipo que elabora los menús. Este nutricionista es esencial para asegurar que las comidas que se proporcionan son equilibradas y contienen una cantidad adecuada de nutrientes. Un comedor escolar que cuenta con la asesoría de un profesional garantiza que las necesidades alimenticias de los alumnos estén cubiertas de manera adecuada, evitando así desequilibrios nutricionales en los niños. La variedad de los menús es otro indicador de calidad. Comer lo mismo diariamente puede resultar aburrido para los niños y limitar la ingesta de nutrientes necesarios. Un buen comedor debe ofrecer una variedad de platos, cantidades adecuadas y una buena distribución a lo largo de la semana. Además, es importante que se introduzcan nuevas recetas y sabores , lo que beneficia a los niños al desarrollar mejores hábitos alimentarios y evitar el rechazo a diferentes tipos de alimentos. Nuestros expertos recomiendan el consumo de pescado dos veces a la semana, que la bebida que acompañe a las comidas sea agua y, en cuanto al postre, se opte preferiblemente por fruta. Además de la calidad de los ingredientes, la forma en la que se cocinan también es relevante. Métodos de preparación como el vapor, el horneado o la plancha son mucho más saludables, ya que mantienen los nutrientes de los alimentos. En cambio, las frituras frecuentes añaden grasas saturadas y calorías vacías a los platos. Otro aspecto importante a tener en cuenta es la adaptación del comedor a las necesidades específicas de los alumnos. Los niños con intolerancias o alergias alimentarias deben tener opciones seguras e igual de nutritivas para ellos. Además, aquellos que optan por una dieta vegetariana también deben contar con menús balanceados que cubran todas sus necesidades nutricionales sin comprometer su adecuada alimentación. El comedor escolar debe velar por la salud y el bienestar de todos. La comunicación eficiente entre padres y responsables del comedor es esencial para garantizar estas necesidades y, ante todo, la seguridad de los alumnos. También es fundamental que los padres se comprometan e involucren en el proceso de evaluación de los comedores escolares, participando en reuniones e informándose sobre los menús y alimentos. La colaboración entre ambos es de gran relevancia para conseguir una nutrición sana y adecuada para los niños. En definitiva, conocer si un comedor escolar ofrece una alimentación óptima requiere un trabajo conjunto entre el centro educativo, los responsables del comedor y los padres. La claridad en la información, la presencia de un profesional de la nutrición , la variedad de menús, la manera de cocinar los alimentos y la reducción de productos procesados y ultraprocesados son claves para asegurar que nuestros hijos tengan una buena alimentación y obtengan hábitos saludables para toda su vida.
abc.es