Volví a Chiva después de la riada y habían bajado la Vírgen del Castillo a la iglesia en la que, cuando llegan las fiestas, cada año meten el torico en al menos en una ocasión, dos si calientan al cura. La marca del agua le llegaba al Cristo por los tobillos. En lugar de la dulzaina de Marcial Pierres, en la radio del coche sonaba, nostálgica y azul, 'Pink Moon' de Nick Drake . Llovía sobre mojado, vibraban en el bolsillo las alarmas del fin del mundo, se habían acabado las metáforas sobre maremotos y de las de barro quedaban dos o tres. A mediodía regresé con Javier y los amigos al salón del Canario donde almorzamos en agosto después... Ver Más
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