Cuba, al borde de un colapso humanitario

Por segundo día consecutivo, Cuba tiene un déficit de generación de electricidad de más de 1 520 MW, cifra que dispara los cortes de electricidad en todo el país y se acerca a las afectaciones que provocaron el colapso energético acaecido hace 15 días y que mantuvo a la isla apagada casi en su totalidad por tres días. Los cortes de electricidad en estos dos días han abarcado, de manera simultánea, a la mitad del territorio nacional. En algunas localidades, los pobladores tienen servicio eléctrico por unas cuatro horas diarias, a veces menos. Además de las alarmantes cifras de la Unión Eléctrica de Cuba, la comparecencia en la televisión nacional del ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, tal y como hiciera el primer ministro, Manuel Marrero , la jornada previa al apagón generalizado, eleva las sospechas de un posible nuevo colapso. Vicente de la O Levy reconoció que la situación actual es «tensa» y «compleja», así como que el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) se encuentra muy frágil. Al igual que Marrero, de la O Levy aseguró que las condiciones mejorarían en los próximos días. Según los funcionarios estatales las afectaciones se deben a mantenimientos y averías en las termoeléctricas así como a la falta de combustible. Sin embargo, para el economista cubano Mauricio de Miranda Parrondo , profesor titular de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, el colapso energético responde fundamentalmente a las políticas fallidas del Gobierno, como la irracional asignación de recursos en las diferentes ramas de la economía. Por ejemplo, entre enero y junio de 2024, las actividades inmobiliarias, hoteles y restaurantes recibieron el 37,8% del total de inversiones (43.120 millones de pesos). La electricidad, gas y agua recibieron el 10,6%; la industria no azucarera 19,5%; azucarera 0,5%; agricultura 2,5%; salud y asistencia social 1,8% y educación 1,0%. Se trata, según describió, de una política «fallida, irresponsable y lesiva contra los intereses de la sociedad y de la nación». El sector energético, la industria, la agricultura y el sector azucarero agonizan en el país, «como testimonio fehaciente del nivel de destrucción causado por décadas de voluntarismo y desprecio por las leyes de la economía». Tras la sincronización del SEN el 22 de octubre, no cesaron los apagones en la Isla; la capital y el Munisipio Especial Isla de la Juventud han sido los menos afectados, pero los cortes de electricidad han sido una constante, lo cual evidencia que la situación no ha mejorado y que, por el contrario, se ha estado agravando y podría desembocar en un nuevo colapso energético nacional. Los cortes de electricidad han afectado también el suministro de agua pues sin combustible o energía eléctrica esta no se puede bombear. Millones de cubanos tienen que cocinar con leña pues no cuentan con gas licuado. Las personas sobreviven a diario buscando qué comer, tratan de no guardar suministros porque se les pueden echar a perder por la falta de energía. «Estamos ahora en un río tratando de pescar algo para poder comer hoy», dijo a ABC Tayrí, residente en la provincia de Villa Clara, en el centro del país, una de las zonas más afectadas. La reacción en cadena por la falta de energía eléctrica ha perjudicado igualmente la producción nacional y los negocios pues estos se paralizan casi en su totalidad. La ya maltrecha economía cubana se agrava; la falta de comida y medicinas es un problema de rutina. Aunque hace tres años el régimen permitió las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), ha arreciado las regulaciones e impide su crecimiento, las más prósperas pertenecen a familiares, amigos o testaferros del gobierno. Cientos de mipymes han cerrado o han sido multadas; incluso se han dado escándalos de corrupción que terminaron en las destituciones del ministro de Economía y del primer viceministro en este 2024, la defenestración del último ocurrió hace menos de una semana, lo cual indica igualmente pugnas internas y luchas por el poder en las altas esferas. La mayoría no quiere invertir en la isla, sino emigrar . En los últimos tres años, alrededor de un millón de cubanos ha salido del país de manera definitiva, la mayor parte de ellos hacia Estados Unidos, marcando el más grande éxodo de la historia del castrismo. Mientras empeore la situación, el éxodo seguirá creciendo. La deuda externa cubana asciende a alrededor de 46.000 millones de dólares, de los cuales oficialmente el régimen sólo reconocen unos 20.000 millones. De ellos, al cierre de 2023, la deuda con el Club de París ascendía a 4.620 millones de dólares, siendo la segunda mayor de toda América Latina y el Caribe. Ese monto solo es superado por la suma que adeuda Venezuela (8.524 millones). Sus salvavidas del pasado, Rusia y Venezuela, tienen sus propios conflictos internos como para regalar tantos millones a la isla. China, otro de sus principales aliados, tampoco se ha decidido a entrar a invertir en una economía que ofrece casi nulas posibilidades de ganancias. El país se hunde en la miseria con alrededor de 90% de pobreza extrema. La situación es grave y en el futuro no se vislumbran posibilidades reales de mejoría, sino que empeora cada vez más. De no tomarse medidas drásticas, los próximos meses marcarán una agudización de la crisis y un desastre humanitario sin precedentes en la isla. Para el economista Emilio Morales , este desastre de proporciones humanitarias no es algo que se vislumbra, sino que ya lo es.

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