Luis Cortés pasa más horas en el estudio que en casa. Ha hallado allí el lugar perfecto para dejarse fluir. No sólo en lo musical, también en lo personal. Aunque, a veces, ambas esferas vayan de la mano. Tiene 23 primaveras y ríe tanto como canta. Es curioso que lo haga con tal energía cuando el pasado, en ocasiones, pesa demasiado. No le gusta mirar atrás, por eso se enfoca tanto en las canciones. Son su terapia particular y, claro, frente a las dudas, la mejor respuesta está bien adentro. Como sus armonías. Dios me ha dado el duende, dice. Ese pellizquito que, cuando trabajaba de noche para llevar dinero a casa, le animaba a luchar por su sueño. Hoy, reconvertido en un ídolo de masas en TikTok, sabe todo lo que le ha costado. Cantarín y alegre, atiende a El Periódico de España en plena gira de presentación de Dolores.
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