De la aldea al escenario: una ópera de Mozart se reviste 'a la orensana'

Varios vecinos del municipio orensano de Nogueira de Ramuín –y alrededores– ultiman un proyecto en el que llevan cerca de ocho meses trabajando. El Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, en la frontera entre Lugo y Orense, acoge este sábado, a las 20.00, 'Las bodas de Fígaro, el afilador', una reinterpretación de la conocida ópera de Mozart; pero en esta, el protagonista, Fígaro, se convierte en un afilador que retorna a casa tras años recorriendo el mundo con su rueda. La pieza, concebida por ellos mismos, es una reivindicación de la historia y la tradición locales, y el fruto de una colaboración que los convierte en guionistas y actores de su propia obra. El primer impulso se lo dio Mikel Aristegui, coreógrafo, dramaturgo y director de la compañía orensana. Volvió a España después de vivir 21 años en Alemania, y a Galicia, en concreto, por ser de donde es oriundo su marido. «Culturalmente, era un espacio por explorar», cuenta a ABC. Comenzó a investigar el patrimonio autóctono y fijó su mirada en el oficio histórico del afilador. Elaboró una propuesta teatral que presentó al programa Art for Change de La Caixa, que se centra en la participación comunitaria, y fue seleccionado. Orientados por Mikel y ayudados por un equipo de profesionales, los participantes escribieron la obra, redactaron los textos cantados y fabricaron su propio vestuario –un ejemplo, los vistosos disfraces de Entroido que sacan a relucir en la obra–. Los carices musicales, otra parte del patrimonio rescatado, los aportan instrumentos de raíz, en el marco de una colaboración con la Fundación Legar. El elenco lo forman unas 35 personas, y participan en la producción vecinos, miembros de la Asociación de Personas con Espectro Autista de Ourense (Trascos), la Escola Municipal Castro Floxo y el CEIP de Luíntra, y una decena de profesionales en diferentes ámbitos. Entre otros, Brais González, pianista, compositor y experto en ritmos tradicionales. Aunque la del sábado será la segunda representación, su actor protagonista estará debutando. Él es Juan Carlos 'Popy' Domínguez, vecino del concello. Lleva muchos años cantando ópera por vocación: «Unos tiran al rock y otros...», bromea, en una charla con este medio. No le fue posible participar en la primera representación, en junio, pero acude a esta con el doble de ganas. Además, está rodeado por la mejor compañía: a fuerza de un ensayo por semana, al final «conoces más a las personas», considera. Compartir pasiones une: algunos se desplazan hasta 15 kilómetros, desde parroquias circundantes –como Orense o, incluso, Vilar de Santos, al sur–, para asistir a las prácticas. Popy reconoce que los nervios son una sensación compartida, pero las ganas pueden más; al cabo, ni él ni sus compañeros pensaron «nunca» que la obra llegaría al Auditorio Municipal orensano y así fue, en junio, con una maravillosa acogida. Al hilo, Mikel abunda que el teatro, como pasa con otras actividades, puede llegar a ser una «herramienta terapéutica». Por las bondades que trae la práctica en memorización y movilidad, pero también por crearse una suerte de espacio relajado para los involucrados. Algo que puede hacer mucho bien, especialmente en entornos o personas que presentan riesgo de exclusión. En cualquier caso, cuenta Popy que la emoción se siente desde el escenario, pero también en las butacas. Viendo actuar a amigos, conocidos o, simplemente, gente sin experiencia en el mundo del teatro, los asistentes «se identifican». Les llega, piensa, un runrún que dice 'ese podría ser yo'. Porque el sábado hay un doble objetivo: ofrecer una gran actuación y «provocar» al público. Que se atrevan a participar, como hicieron ellos cuando Mikel «empezó a llamar a timbres, a sacar a la gente de sus madrigueras». Porque no hace falta tener una carrera en dramaturgia para subirse a un escenario, ni, más aún, para pasarlo bien. Esta tarde, con suerte, el gusanillo de la actuación picará a más de uno en Nogueira de Ramuín.

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