Mintieron cuando todavía resonaban los ecos de las bombas en la trágica mañana del 11M. Mintieron sobre los cadáveres de los 192 fallecidos, aún sin enterrar, y tejieron una auténtica red de falsedades cuando todavía se atendía en los hospitales a casi dos mil víctimas. Mintieron por puras razones electoralistas, tratando de que no les pasara factura la foto del trío de las Azores.
Por eso no puede sorprender en absoluto que ahora mientan sobre el criminal retraso de Mazón para avisar a la población y que esta pudiera protegerse.
Mintieron cuando, en sus prisas indecentes por enterrar sus errores, enterraron a 30 víctimas del accidente del Yak-42 asignándoles identidades a voleo, sin acertar ni una, mientras aseguraban que las identificaciones eran correctas. Mintieron cuando negaron lo que se terminó sabiendo, que el avión contratado era un ataúd volante en el que hicieron morir a 62 soldados españoles, además de 13 civiles, para ahorrarse un par de miles de euros.
Así que no. No puede sorprender en absoluto que ahora mientan tratando de atribuir al Gobierno de España la falta de medios, cuando no han sido capaces de determinar sus necesidades y planificar el uso de los recursos de los que ya disponen.
Mintieron con el Prestige cuando negaron que habían ordenado al petrolero alejarse de la costa, a pesar de que los técnicos aconsejaban todo lo contrario por el riesgo, cierto y consumado, de que se hundiera ocasionando una catástrofe ecológica sin precedentes.
Mintieron cuando nos metieron en la guerra de Irak, una guerra ilegítima, ilegal, injusta e inmoral, con la excusa de unas armas de destrucción masiva que nunca existieron.
Mintieron con el accidente del metro de Valencia, otra vez Valencia, culpando al maquinista de la muerte de 43 personas, cuando la vía carecía de los imprescindibles mecanismos de seguridad.
Mintieron, también, con el accidente del Alvia en Angrois, que costó la vida a 80 personas y heridas a otras 144. Negaron que se habían desactivado el sistema de seguridad, por incompatibilidad con algunos tipos de tren y se limitaron, como siempre, a culpar al maquinista.
No. No puede sorprender que mientan ahora negando los avisos de la AEMET y la Confederación Hidrográfica del Júcar, cuando algo después de las 10 de la mañana de ese trágico martes, Emergencias de la Generalitat emitió una alerta de nivel rojo y a las 12,20 el Centro de Coordinación de Emergencias lanzó una alerta hidrológica, basándose precisamente en la información recibida de la AEMET y de la Confederación Hidrográfica del Júcar.
Así que no. No puede haber sorpresa alguna con sus mentiras. No puede haber sorpresa con su desprecio por las víctimas.
Lo que sí hay es un asco cada vez mayor ante su falta de humanidad y su recurso permanente al engaño, como si no hubiera ya demasiado fango en Valencia.
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