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Un avance revolucionario en el campo de la neurociencia ha permitido identificar una molécula clave que podría explicar cómo los seres humanos son capaces de almacenar recuerdos durante años, incluso décadas. La investigación, publicada en Science Advances, ha arrojado luz sobre un mecanismo molecular esencial para la estabilidad de las conexiones neuronales, resolviendo un enigma que los científicos han intentado descifrar durante décadas.
El hallazgo se centra en la molécula KIBRA, descrita como el "pegamento" que asegura la unión de la enzima PKMζ a las sinapsis, fundamentales para el almacenamiento de la memoria. Este descubrimiento proporciona una explicación sobre cómo el cerebro es capaz de mantener recuerdos intactos a pesar de la constante renovación de sus componentes moleculares, un proceso natural que ocurre cada pocos días.
La molécula que preserva los recuerdosLa investigación, liderada por el profesor Todd C. Sacktor, de la Universidad de Ciencias de la Salud SUNY Downstate, y el profesor André Fenton, de la Universidad de Nueva York, ha demostrado que KIBRA actúa como un anclaje persistente para PKMζ en las sinapsis activadas durante el aprendizaje. “Por primera vez, tenemos una comprensión biológica fundamental de cómo la memoria puede durar años, tal vez incluso décadas”, afirmó Sacktor a PsyPost.
Los experimentos, realizados en rodajas de hipocampo de ratones y con el uso de avanzadas técnicas de microscopía confocal, han confirmado que la interacción entre estas dos moléculas es crucial para mantener la fuerza de las conexiones sinápticas relacionadas con la memoria. Cuando esta interacción se bloqueó con el fármaco ζ-stat, las sinapsis previamente reforzadas durante el aprendizaje perdieron su fortaleza, afectando directamente la capacidad de retener información a largo plazo.
Implicaciones para los trastornos de la memoriaLos investigadores destacan que este descubrimiento no solo resuelve un importante interrogante en neurociencia, sino que también abre nuevas posibilidades para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la memoria, como el Alzheimer o el trastorno de estrés postraumático. “Queremos explicar cómo se inicia el proceso de persistencia de la memoria y cómo aprovechar este conocimiento para mejorar los resultados en trastornos como la enfermedad de Alzheimer”, explicó Fenton.
El estudio también evidenció que, aunque PKMζ y KIBRA son esenciales para la memoria a largo plazo, no todos los recuerdos dependen de este mecanismo molecular, lo que sugiere la existencia de sistemas alternativos que podrían ser explorados en futuras investigaciones.
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Como explican sus autores a PsyPost, la interacción KIBRA-PKMζ ha sido comparada con la paradoja del barco de Teseo: aunque los componentes moleculares se renuevan constantemente, el complejo persiste, asegurando que las sinapsis activadas sigan siendo funcionales para almacenar información. Este avance representa un paso significativo hacia la comprensión de cómo los recuerdos moldean nuestra experiencia y cómo podrían ser utilizados en beneficio de la medicina y la salud mental.
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