Día 3 de los policías locales de Sevilla en la zona cero de la Dana en Valencia: un policía llora tras haberlo perdido todo

El despertador ha vuelto a sonar este jueves a las siete menos cuarto de la mañana para los treinta agentes de la Policía Local , Nacional y de la Guardia Civil de Sevilla y del resto de Andalucía que se están alojando en el centro de coordinación de actividades en la localidad valenciana de Albal. A estos se han unido hoy a la expedición dos agentes de Getafe y otros dos de Albacete, por lo que el equipo ha sido de treinta y cuatro personas. A las 7.30 horas han partido hacia el municipio vecino de Catarroja , la zona cero de la DANA de Valencia al ser posiblemente el lugar más castigado por esta tragedia. De nuevo el equipo andaluza ha vuelto a trabajar codo con codo con el Ejército . A lo largo de la mañana han estado operando en cinco calles, donde han despejado escombros y restos de barro con la ayuda inestimable de la maquinaria. En ese sentido, los agentes agradecen que cada día haya más presencia de personas particulares que se estén sumando con sus tractores, palas y otros utensilios . Durante esas horas matutinas han estado despejando zonas muy cerca de la parte más dañada y en la que hay mucho barro todavía. El hándicap principal que encuentran allí es el de la obstrucción del alcantarillado. «Un pequeño grupo de nosotros hemos trabajado con bomberos de Vizcaya. Ellos han usado un camión autobomba de desatasco. Hemos estado ayudándoles en la localización de las arquetas y en la señalización de zonas de trabajo para que los vehículos se movieran con facilidad». Este jueves también se ha creado un punto de almacenamiento de restos que luego habrá que desplazar. Uno de los episodios más duros de la jornada ha sido cuando han ayudado al dueño de una panadería-confitería a abrir la tienda, a la que no había podido acceder desde las inundaciones. « El local tenía el agua una altura de unos 80 centímetros . Al entrar nos hemos dado cuenta de que el establecimiento ha quedado totalmente destrozado. Toda la maquinaria estaba lleno de barro». Tras un almuerzo rápido como acostumbran, han regresado a la zona cero y se han desplazado hacia donde están los trenes de cercanías. « Ha sido increíble ver cómo el agua arrastró a los coches hasta que estos saltaron las vallas del tren, pero las vallas no se han roto ». En estas labores han unido fuerzas con bomberos de Navarra y ertzainas. Igualmente, los agentes andaluces han resaltado el apoyo que están prestándoles jóvenes que están colaborando sin descanso desde todos los puntos de España y que están uniendo a los distintos grupos de trabaja. Por la tarde el equipo de agentes ha despejado otras tres calles más ganando así otra batalla dentro de esta guerra que se está haciendo interminable. En la calle Galicia han rescatado a dos personas mayores que necesitaban ser asistidas y que las sacaran fuera de su casa . «El problema eran que no podían salir de su vivienda porque ellos estaban en la planta alta y no se podía acceder a la planta baja. Los hemos podido sacar y los hemos dejado con su familia». Los agentes de la Policía Local, Nacional y de la Guardia Civil están trabajando en los aledaños del barranco del Pollo. «Es la zona que se ha inundado más por esa parte de Catarroja, porque el agua ha entrado por dos sitios distintos . Por eso aquí hay más daños que en la localidad aledaña de Albal, que tiene más desplazamiento para los coches. Además, en Albal se ha habilitado un espacio para almacenar el mobiliario y luego se retirará de allí». También los agentes andaluces han vivido momentos muy emotivos, como cuando una familia que estaban alrededor de una mesa en plena calle los han invitado a un café. «Todo esto te toca la sensibilidad porque la gente ha perdido mucho. Es muy duro». Ese es el caso de un amigo policía de Valencia, que l o ha perdido todo «y estuvo a punto de perder a su mujer y a su hijo, pero al final se pudieron salvar ». Todo esto lo cuenta no sin esfuerzo Pablo Barbecho, quien ha tratado de consolar a ese amigo policía que estaba llorando ante ese vacío de la pérdida. Son, sin duda, escenas durísimas las que están viendo a diario. Aunque también hay lugar para la esperanza, porque después de las inundaciones este jueves ha sido el primer día que una madre ha podido acompañar a su hijo , un pequeño de apenas unos siete años, al colegio . La calle estaba llena de barro, pero ya ha sido un logro poder llegar a la escuela. Tras irse la luz del día, estos héroes anónimos han vuelto a Albal. Este viernes será otro día.

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