EEUU cambia radicalmente su estrategia y abandona los aviones 'invisibles' inteligentes

EEUU vira radicalmente su estrategia militar abandonando por completo el desarrollo de los drones invisibles autónomos conocidos como UCAV (Uncrewed Combat Air Vehicles), una tecnología que hace apenas unos años parecía destinada a ser la piedra angular de la futura guerra aérea. En lugar de invertir en estas caras aeronaves de combate autónomas, inteligentes y furtivas, la Fuerza Aérea ha decidido concentrar sus recursos en una nueva generación de drones de combate colaborativo baratos —CCA o ‘Collaborative Combat Aircraft’ en inglés)— que requieren más control por parte de pilotos humanos, que deberán siempre contar con una línea de visión directa desde sus F-35, F-22 y futuros aviones.

China, sin embargo, está siguiendo un rumbo totalmente opuesto y su estrategia terminará imponiendo su dominio aéreo en el campo de batalla.

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Dos filosofías opuestas

El General David Allvin, Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, afirma que la estrategia de la USAF es priorizar una colaboración más directa entre humanos y máquinas, lo que permite reducir costes en las máquinas pero multiplicar la capacidad de despliegue rápido en combate. “Lo que pensamos es que el mayor valor para los tipos de luchas en las que se espera que participe la Fuerza Aérea es en esta masa asequible de aeronaves colaborativas,” dijo Allvin en una conferencia reciente, casi de usar y tirar. Esta decisión marca un cambio importante en la postura que Estados Unidos había mantenido en las últimas décadas, cuando el desarrollo de drones completamente autónomos parecía inevitable.

Un caza 'invisible' autónomo GJ-11. (Ejército Popular de Liberación)

Los UCAV, particularmente los de diseño de ala volante como el Boeing X-45A que abre este artículo, fueron proyectos que estaban destinados a revolucionar el combate aéreo a principios de los años 2000. Tanto la Fuerza Aérea como la Armada trabajaban de manera conjunta en el desarrollo de estas tecnologías. Sin embargo, en algún momento a principios de la década de 2010, el interés de la Fuerza Aérea por estos drones desapareció casi por completo por lo menos de cara al público general (obviamente, la naturaleza de muchos proyectos es altamente secreta y no sabemos si todo está cancelado). La Armada siguió adelante con su desarrollo en solitario antes de abandonar su proyecto. Según la publicación militar The War Zone, esta decisión dejó muchas incógnitas en torno a la futura dirección de la guerra aérea no tripulada en Estados Unidos.

El General Allvin indica que todavía están trabajando en “algunas capacidades” pero que la prioridad ahora es el desarrollo de los CCAs, que trabajarán bajo la estricta supervisión de los pilotos de cazas tripulados en tiempo real. “Si hay una misión que creemos que estará mejor servida por [un UCAV], ciertamente lo consideraremos," apuntó. Pero la visión a corto plazo se centra en los CCAs de bajo coste.

Así funcionaría el método de ataque norteamericano con CCAs.

Una opción superior

El diseño de los CCAs les exige estar en constante comunicación con los controladores humanos utilizando enlaces de comunicaciones de línea de visión (line-of-sight), algo que limita casi totalmente su capacidad para operar independientemente. Según Frank Kendall, Secretario de la Fuerza Aérea, afirma que esta supervisión constante es de gran importancia para EEUU: “Una de las cosas que debes tener si vas a usar CCAs armados es que deben estar bajo un control [humano] estricto. Para mí, uno de los elementos [para este control] es la comunicación de línea de visión.” Kendall afirma que, en caso de que los drones pierdan la comunicación, la orden por defecto será que regresen a la base, “lo que los saca del combate”. Este tipo de limitaciones pone en evidencia las diferencias entre los CCAs y los UCAV.

Visualización del control de drones por parte del piloto. (Collins Aerospace)

Pero hay algo más: mientras Estados Unidos se centra en estos perros de caza con ‘correa’, China avanza rápidamente en la creación de UCAVs totalmente autónomos, como el GJ-11 Sharp Sword. Según The War Zone, "dos GJ-11 han estado operando activamente juntos en la base aérea de Malan en los últimos meses". Este modelo, afirman, ya ha demostrado su capacidad para operar en enjambres cooperativos, y representa un avance significativo en la estrategia militar china. La posibilidad de operar estos drones desde portaaviones y grandes buques anfibios aumenta todavía más su versatilidad operativa.

Si China tiene éxito, esta disparidad podría tener consecuencias a largo plazo en cualquier conflicto entre ambas potencias. La capacidad de China para desarrollar UCAVs que no dependan de pilotos humanos podría darle una ventaja estratégica y táctica sobre EEUU, sobre todo en territorios de denegación de área donde las comunicaciones son inexistentes o están comprometidas.

Cuestión de precio y ética

Éste es el gran debate entre China y EEUU, por lo menos de cara a la galería: el desafío ético que plantea el uso de drones armados totalmente independientes. Hunter señaló que "las leyes de la guerra requieren que haya participación humana en decisiones clave sobre el uso de armas". La Fuerza Aérea de Estados Unidos aún no confía completamente en que estos drones puedan realizar misiones críticas sin la supervisión directa de un piloto o controlador.

A China, sin embargo, parece darle igual. Pekín mantiene su foco en mantener al ser humano en el control de las decisiones letales, pero parece mucho menos preocupada por estas consideraciones éticas. Según el experto Tyler Rogoway en 2018: "Nuestros enemigos potenciales no tienen problemas en definir estos sistemas o en adoptar sus capacidades revolucionarias, independientemente de la ambigüedad moral que puedan implicar."

Una tableta con una app de control de drones militares.

La decisión de la Fuerza Aérea de centrarse en los CCAs también tiene motivos económicos. El coste de desarrollar unos pocos UCAVs completamente autónomos y furtivos es considerablemente más alto que hacer muchos CCAs. “Me gustaría que [el coste de los cazas del futuro NGAD] fuera inferior [al de los F-35]. Una vez que comienzas a integrar CCAs y a transferirles equipos y capacidades, entonces podrás hablar de un concepto diferente para el avión tripulado que los controla,” dijo Kendall.

Andrew Hunter —Secretario Asistente de la Fuerza Aérea para Adquisiciones, Tecnología y Logística— afirma que uno de los objetivos principales es encontrar un diseño asequible que permita desplegar estos cazas en “números suficientes”, una de las claves de la estrategia norteamericana de utilizar drones baratos en grandes cantidades para sobrecargar las defensas enemigas.

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