Mientras se limpian las calles de las zonas afectadas en la provincia de Valencia por la DANA de la semana pasada, queda por determinar qué daños concretos han sufrido los más de 100.000 coches que se vieron arrastrados por las riadas. Todas las indemnizaciones de los seguros se llevarán a cabo por parte del Consorcio de Compensación de Seguros, que depende del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, dado que la tormenta y sus consecuencias entran en parte de lo catalogado como «riesgos extraordinarios». Para recibirlas, sin embargo, es necesario que los bienes, en este caso los vehículos, estén asegurados y que cuenten con una póliza en vigor. Además, tendrán que presentar un informe de daños y, aunque ya hay peritos en la zona –cada aseguradora pone los suyos a disposición de sus clientes– todavía se prevé que se tarden meses en procesar todos los coches afectados. Debido al gran daño que han sufrido estos vehículos, así como la antigüedad media del parque valenciano –cerró 2023 con 13,9 años de edad–, se estima que «un 98% de ellos será declarado siniestro total», declaró una compañía de asistencia en carretera a ABC. Las asociaciones regionales de talleres y de gruístas se han volcado en ayuda a los municipios afectados por las riadas, algo de lo que desde la asociación regional de talleres, Fevauto, están muy agradecidos. «Ha sido increíble ver como tantas personas han querido arrimar el hombro ante esta situación», afirman desde la asociación, «pero ha sido una verdadera locura la coordinación»: Para empezar, cada grúa que opera dentro de una provincia debe estar registrada y contar con un permiso del ayuntamiento correspondiente. «Al principio los solicitábamos de uno en uno a la Generalitat, pero rápidamente pasamos a enviarlas directamente a los pueblos afectados», al ver que era un punto en el que se generaban cuellos de botella. Desde la asociación, que representa los intereses de más de 1.000 talleres en la región, señalan que aún hacen falta grúas para sacar los coches de las calles para permitir el paso a la maquinaria pesada y al ejército. Sin embargo, algunos talleres ya han conseguido limpiar sus instalaciones para encontrar que todo lo que no estaba atornillado al suelo ha desaparecido en el lodo, dejando atrás solo el gato hidráulico. «De momento es pronto para acudir a los talleres que se han visto afectados, que apenas están recuperando sus instalaciones eléctricas, internet y su desague» –que también coordinan desde la Federación del Metal valenciana–, «pero son más importantes los talleres móviles y grúas que pueden brindar asistencia en los pueblos», afirman.
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