Un informe independiente reveló que un abogado cristiano ya fallecido abusó de más de un centenar de menores en Reino Unido, Mozambique y Sudáfrica, y que Justin Welby evitó tomar medidas contundentes
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El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, máxima figura de la Iglesia anglicana tras el rey Carlos III, ha anunciado su dimisión, tras admitir su mala gestión en un caso de abusos a menores, oculto durante décadas y que provocó al menos un centenar de víctimas, entre Reino Unido y África. “Creo que apartarme es lo mejor para la Iglesia de Inglaterra, a la que amo profundamente y a la que he tenido el honor de servir”, ha anunciado.
En un comunicado publicado por el Palacio de Lambeth (sede de la Iglesia de Inglaterra), Welby admite que el informe externo encargado “ha sacado a la luz la conspiración de silencio mantenida durante tanto tiempo sobre los atroces abusos de John Smyth”, un abogado cristiano, ya fallecido, que abusó de más de un cenentar de niños en Reino Unido y África, y que fue encubierto por la Iglesia de Inglaterra.
En la auditoría se llega a apuntar cómo el propio Welby, que conocía al perpetrador, no actuó convenientemente. “Se perdieron oportunidades para establecer si continuaba representando una amenaza abusiva en Sudáfrica debido a estas inacciones por parte de altos funcionarios de la iglesia”, zanjaba la investigación.
“Cuando se me informó en 2013 y se me dijo que se había notificado a la policía, creí erróneamente que seguiría una resolución apropiada”, reconoce Welby, quien admite que “debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el largo y traumatizante periodo transcurrido entre 2013 y 2024”.
“Espero que esta decisión deje clara la seriedad con la que la Iglesia de Inglaterra entiende la necesidad de cambio y nuestro profundo compromiso con la creación de una Iglesia más segura. Al dimitir, lo hago con el dolor de todas las víctimas y supervivientes de abusos”, finaliza el arzobispo de Canterbury.
Aliado de Francisco para la reunificaciónLa dimisión de Welby supone un duro golpe para la Comunión Anglicana, y también para los trabajos ecuménicos. El arzobispo de Canterbury era uno de los principales apoyos del Papa Francisco para la vuelta a la unidad de las confesiones cristianas.
La presión sobre Welby había ido en aumento desde el jueves, cuando el informe independiente constató que, al menos desde 2013, el prelado “podría y debería” haber informado formalmente a las autoridades británcias y sudafricanas y no lo hizo. De hecho, algunos prelados anglicanos, como la obispa de Newcastle, Helen-Ann Hartley, tildó de “insostenible” su situación, reclamando su dimisión al haber “perdido la confianza de su clero”.
En un primer momento Welby admitió que “había pensado” en dimitir, pero que había decidio no hacerlo, aunque la presión le hizo anunciar su retirada. La dimisión de Welby se produce en un contexto de abusos sexuales históricos generalizados en la Iglesia de Inglaterra, hasta el punto de que varios informes calificaban a la Iglesia de Inglaterra como “un lugar donde los abusadores podían esconderse”.
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