El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) , Luis de Guindos, reconoció ayer el «enorme» impacto adverso al que tendrán que hacer frente el crecimiento económico y la inflación en Europa si Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos , implementa finalmente los aranceles a las importaciones prometidos en campaña. Calcula que «si una jurisdicción tan importante como Estados Unidos impone aranceles del 60% a cualquier otra jurisdicción importante, puedo asegurarles que los efectos directos e indirectos y las desviaciones del comercio serán enormes«. Guindos descarta, sin embargo, una reacción automática del BCE. «Si me preguntan: ¿van a reaccionar de inmediato?, la respuesta es no», ha respondido, para añadir que «lo que haremos es incorporar a nuestras proyecciones la política comercial que anuncie la nueva administración estadounidense y tomaremos en consideración todos los elementos para decidir más tarde». En las nuevas perspectivas que el BCE presentará en diciembre no estarán todavía contemplados, por tanto, esos efectos sobre «la política comercial, más la evolución de la demanda, más la evolución de los precios de la energía». En cualquier caso, ha reiterado que los responsables del BCE seguirán guiándose por los datos y observarán con especial atención su encuesta sobre préstamos bancarios para determinar si las condiciones de financiación son restrictivas. Guindos ha sido el primer miembro del consejo de gobierno del BCE en hacer declaraciones después de que Donald Trump haya sido declarado ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Hace dos semanas, sin embargo, la presidenta del BCE, Christine Lagarde , se adelantó y cuestionó declaraciones de Trump en las que el entonces todavía candidato se burlaba de la labor de los bancos centrales. Trump había ridiculizado al presidente de la Reserva Federal estadounidense, diciendo que tiene «el mejor trabajo del Gobierno: vas a la oficina una vez al mes y dices 'vamos a lanzar una moneda' y todo el mundo habla de ti como si fueras un Dios». «Debería ir a visitarnos», respondió Lagarde a esas palabras, «tengo miles de personas que trabajan arduamente —economistas, juristas, informáticos— y puedo asegurarle que trabajan muy duro todos los días, no solo una vez al mes. Son extremadamente concienzudos y están decididos a hacer realmente el mejor trabajo posible para aplicar la política monetaria correcta y asegurar lo que es nuestro bien común: nuestra moneda».
abc.es