En las faldas del monte Olimpo , en la región de Piería, los barcos se preparan para retirar el tubo de PVC, donde las larvas de mejillón han pasado las primeras semanas, y cambiarlo por unas redes de bioplástico donde los moluscos permanecerán hasta su recolecta. Sin embargo, y ante la perplejidad de los mariscadores , los bivalvos abiertos superan el porcentaje del 15 o 20 porciento que los mejilloneros suelen encontrarse en esta fase del cultivo. «Yo ya no salgo al mar pero me enteré por mis trabajadores de lo que había pasado», explica a este diario Tasos Draganis, presidente de la Cooperativa Mejillonera de Makrygialos. Draganis asegura que en un primer momento no se alarmó porque pensó que, ante un verano tan caluroso como el pasado, se habría perdido la misma cantidad de la cosecha que en el año 2021. Sin embargo y para su desgracia, no ha sido así. «Nuestra cooperativa ha perdido este año cerca de 14 millones de euros, prácticamente el 100 por cien de la producción . Es la primera vez en la historia de la región que sucede algo así, ¡estamos destrozados!». El cultivo de mejillones de Piería cuenta con más de medio siglo de historia , cuando un migrante retornado que había pasado varias décadas entre Brasil e Italia, fundó la primera granja de mejillones. «Los mejillones, y en general los moluscos, fueron un recurso contra la hambruna durante los episodios más difíciles de la historia de Grecia , como por ejemplo, en la época de la ocupación nazi cuando, ante la escasez de alimentos, la población local pudo alimentarse con los moluscos que recolectaban en las rocas. Así que cuando nuestro compatriota regresó después de hacerse las américas, en la zona acogimos su idea con los brazos abiertos, y en la década de los años 80 del siglo pasado el mar se llenó de bateas», recuerda Draganis. En la actualidad el cultivo de este molusco es el pilar básico de la región, que cuenta con 63 granjas donde cerca de 250 familias cultivan más de 12 toneladas de estos moluscos anuales , el 61% de la producción total del país, mientras que el 97% de los mejillones de las bateas de Piería se exportan cada año a países como Bruselas, Francia, Italia y España . Hasta ahora el ambiente en el puerto era relajado porque ni la crisis financiera, ni los recortes impuestos por los acreedores internacionales, ni los efectos de la pandemia del Covid-19, ni siquiera los terribles efectos ambientales tras el paso de los temporales Daniel y Elías en septiembre de 2023, que provocaron pérdidas millonarias en la economía de la región, habían afectado a esta industria que parecía indestructible. Sin embargo, las altas temperaturas de este verano, con olas de calor de larga duración, y el consecuente aumento calentamiento del mar; que en la región llegó a superar los 30 grados centígrados durante las semanas centrales del verano —los mejillones sobreviven a temperaturas por debajo de los 28 grados centígrados—. «Como es la primera vez que nos enfrentamos a una calamidad como esta, no sabemos qué hacer; a qué organismo acudir para pedir indemnizaciones ni si la situación mejorará en los próximos meses», explica Draganis. Desde la Cámara de Comercio de Piería nos explican que el problema radica en que las aguas del golfo Termaico están cambiando; por un lado, debido a las altas temperaturas que provocan «la muerte masiva de los mejillones» debido al cambio brusco de temperatura y la falta de oxígeno; y por otro, por una notable reducción de los nutrientes que llegaban de forma natural al golfo a través de los ríos Lidias, Axio y Haliacmón, cuyos caudales han registrado una bajada histórica debido a la escasez de pluviosidad en la zona. Por su parte, las autoridades de la región, con el apoyo del ministerio de Alimentación y Desarrollo Rural, han elaborado un plan de emergencia para evitar, por un lado, que la producción de 2025 vuelva a perderse, y por otro, compensar a los mejilloneros por las enormes pérdidas económicas de este año. «Confiamos plenamente en los científicos que han venido a tomar muestras de los cultivos. Ellos son los que nos dirán cuál ha sido la causa que ha provocado la muerte de los mejillones y cómo podremos afrontar esta situación en el futuro», dice esperanzado Draganis. «Las noticias no son buenas» , se lamenta el presidente de la Cámara de Comercio de Piería, Ilías Jatzijristodulu. «Cada mañana un barco comprueba el estado de los cultivos y de momento las noticas son desesperanzadoras: estamos perdiendo la cosecha a un ritmo trepidante». A principios del 2023, y ante la inflación de los productos de primera necesidad y la convaleciente economía doméstica de los griegos tras una década de crisis económica, la Cámara de Comercio de Piería, en colaboración con las empresas mariscadoras de la región, iniciaron una campaña para promocionar el mejillón local, producto con denominación de origen que, según Jatzijristodulu, posee «más hierro que las carnes rojas. Además, un kilo de este molusco cuesta la mitad que un kilo de carne de ternera ». La campaña fue un éxito y el mejillón de Piería cerró el año con cifras de facturación históricas , hoy la región lucha por hacer frente a la mayor crisis de su historia reciente. «En los últimos meses habíamos conseguido, eliminando los intermediarios y fomentando el consumo de mejillones en Grecia que los mejilloneros cobrasen 1 euro por cada kilo y no los 0,4 céntimos que cobraban antes. Ahora el cambio climático va a cambiar para mal la vida de cientos de familias»
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