El cielo

BUSCAN ya los días los caminos de cobre foliar que dan a las veras del Tenorio, y en estas lejanas vísperas de Don Juan, un amante más cierto que el de Zorrilla, al pisar su suelo y ver la situación de sus dominios, columbrar el poco viso que hay de mejora, vivir junto al callado lamento de sus criaturas, el campo, aunque no lo dice, bien podría decir: «Clamé al cielo, y no me oyó; / mas, si sus puertas me cierra, / de mis pasos en la tierra / responda el cielo, y no yo». Los pasos de la tierra por la tierra. La huella del campo en sus propios dominios, esa huella reseca de la sequía, esa triste... Ver Más

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