La investigadora Pia Cosma, bióloga del Centro de Regulación Genómica de Barcelona (CRG), inicia a finales de año un ambicioso proyecto para fabricar una retina sintética a partir de células madre: el objetivo primero es probarlo en ratones con retinosis pigmentaria
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Revertir la ceguera es un reto para la ciencia. Lleva años investigándose desde diferentes flancos. Un grupo de científicos estadounidenses publicó hace unos meses resultados muy prometedores tras tratar con una terapia experimental de “edición genética” a pacientes con una degeneración hereditaria de la retina. La mayoría mejoró su visión tras modificar la mutación de un gen.
Ahora, la investigadora Pia Cosma, del Centro de Regulación Genómica de Barcelona (CRG), quiere abrir una nueva vía de exploración. Se ha propuesto crear una retina sintética a partir de células madre que probará primero en ratones. Si funciona, la idea es trasladarlo a los humanos con retinosis pigmentaria, una dolencia degenerativa y minoritaria que hace perder la visión poco a poco. El proyecto, financiado por la Fundación La Caixa con casi un millón de euros, se hará en colaboración con los biotecnólogos de la Universidad Do Minho (Portugal).
Para quien acabe de aterrizar en esta patología: ¿qué es la retinitis pigmentaria y qué provoca en los pacientes?
Es una patología minoritaria degenerativa –afecta a una de cada entre 3.000 y 5.000 personas– y los pacientes pierden de forma progresiva los fotorreceptores de la retina. Se trata de células que convierten la luz en señales eléctricas que se transmiten al cerebro. O sea, permite que las imágenes se creen en el cerebro. La retina es como un pequeño cerebro que tiene diferentes estratos de neuronas, diferentes capas.
¿Hay algún tratamiento actualmente para evitar que suceda esa degeneración?
Hay opciones para hacer la degeneración más lenta o progresiva pero no para pararla. La velocidad depende de la mutación, pero hay un momento en el que no se ve. Para esos pacientes en un estadio avanzado está pensada nuestra investigación, si realmente sale como esperamos. Lo único que se está probando ahora es terapia genética para mutaciones específicas, es decir, algunas soluciones para algunos pacientes. Pero solo para algunos.
Aquí entra en juego el núcleo de su proyecto: crear una retina sintética. ¿Cómo se hace esto en el laboratorio?
Vamos a crear un tipo específico de retina que es una especie de organoide encajado en una bioestructura que puede crear un nervio óptico ¿Cómo? A través de la reprogramación de células madre, que son pluripotentes, creamos un tejido parecido a la retina inserto en una especie de andamio que la encapsula y favorece la formación de un organoide apto para el trasplante. Es decir, que conecta con lo que aún funciona.
¿La retina no muere por completo, entonces?
No, la retina no pierde todas sus funciones con esta enfermedad porque tiene diferentes estratos de neuronas. Los más afectados son los fotorreceptores pero hacen sinapsis con las interneuronas y las células gangliares. Cuando hay degeneración fuerte, las otras neuronas quedan un poco dañadas. Sin embargo, todavía funcionan de algún modo.
Células retinianas dañadas.¿Lo tienen que probar primero en ratones?
Sí, cuando lo logremos la trasplantearemos a unos modelos de ratones en esa parte degenerada, pero que sigue manteniendo la conexión con el cerebro. Ahí veremos cómo funciona y si se soluciona. Usaremos células madre de ratones y de humanos también.
¿Si funciona servirá para más patologías o solo para esta?
Este proyecto podría solucionar otros tipos de patología que son de degeneración de fotorreceptores. Y, además, como haremos un organoide que tiene un nervio óptico, podríamos ir estudiando patologías relacionadas con el daño en esta zona, como el glaucoma. De momento hemos escogido la retinitis pigmentaria porque la conocemos bien. Ojalá tengamos éxito.
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