Tiene los párpados caídos la Virgen de Juan de Astorga, mediatriz de las esperanzas, porque bajo sus frondosas pestañas de dolor se ha dormido a la sombra uno de sus hijos pródigos. Cualquiera diría que los cuatro hachones de tiniebla que alumbran la muerte manierista de Ocampo se han encendido hoy como velas funerarias para dar la luz del mundo a José Luis Garrido Bustamante, el eco del Calvario. Hay en Sevilla voces de ruan que hablan con el silencio. Sonidos negros. Una música susurrada en andaluz machadiano que parece estar dirigida por la batuta de un querubín invisible. Y en aquel atril antiguo del Lope de Vega, cuando el monasterio de Santa María de las Cuevas estaba aún en... Ver Más
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