Esta sociedad de las prisas en la que nos ha tocado vivir anda empeñada en asfixiarnos con las apreturas del calendario. La verdad es que los que somos un poco rebeldes nunca lo hemos llevado demasiado bien. No es acritud, pero eso de que nos digan constantemente lo que tenemos que hacer nos cae un poco regular. Pero claro, uno no puede estar por decreto llevando siempre la contraria a lo que sucede a su alrededor y al final no queda otras que dejarnos arrastrar por esa corriente que se pasa por el forro los plazos y se emperra en afiliarse al sindicato de la impaciencia, cuyos valores se sustentan en ganarle tiempo al tiempo como metáfora de lo que... Ver Más
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