El fundador de Auara sobre los inicios de la empresa: «Éramos unos chiflados haciendo chifladuras»

El empresario sevillano Juan Martínez Barea ha logrado que el campamento Sputnik, que lanzó justo antes de la pandemia, no sólo se haya consolidado, sino que se ha convertido en un programa de emprendimiento de éxito, por el que han pasado ya miles de jóvenes andaluces de entre 16 y 25 años para conocer de primera mano la experiencia de quienes han emprendido en distintos sectores y han cosechado éxitos, muchas veces aprendiendo de los fracasos. Este lunes, más de 500 becarios de Sputnik, patrocinados por numerosas empresas e instituciones, entre ellas ABC, han conocido los testimonios del sevillano Juan Espinosa de los Monteros, fundador y CEO de Auara y Premio Princesa de girona 2024; Ignacio Dean, el primer español en dar la vuelta al mundo caminando y fundador del proyecto 'La España azul' y de la madrileña María Galán, líder de al ONG Babies Uganda , que gestiona dos orfanatos en ese país, donde vive desde hace cuatro años. También ha intervenido el sevillano Miguel Ángel Milano Aspe, presidente de Saleforce.com ; Jesús Alcoba, director creativo de La Salle Campus Madrid y el arquitecto Eduardo Strauch, superviviente del accidente de los Andes y escritor del libro «Desde el silencio». En la quinta edición de Sputnik, Antonio Espinosa de los Monteros ha hablado de cómo 'El agua cambia el mundo', relatando sus viajes por África, donde conoció las precarias condiciones de vida de sus habitantes, lo que le llevó a proponerse combatir uno de los mayores problemas del mundo poniendo su gotita de agua. Con su amigo Pablo Urbano y un socio de su padre, Luis de Sandes, crearon la empresa social Auara, sin ánimo de lucro, con la idea de llevar el agua potable a quienes la necesitan, tanto para consumo como para saneamiento y agricultura. ¿Y cómo lo hicieron? Vendiendo agua embotellada. Han usado botellas de plástico sostenible para evitar el impacto en el medio ambiente, botellas que ahora pueden adquirirse en aeropuertos o supermercados. «Éramos unos chiflados intentando hacer una chifladura», cuenta Antonio, quien en septiembre de 2016 lanzó la primera botella de agua en plástico reciclado, siendo pioneros en Europa. Lo más demoledor para estos emprendedores fue ver que «no le importó a nadie» su compromiso con la sostenibilidad... hasta que en 2018 las grandes empresas empezaron a buscar soluciones al plástico «y -dice- nuestra botella se convirtió en un modelo para ellas». Desde entonces, Auara ha llevado a cabo 180 proyectos en 23 países, llevando el agua potable a más de 130.000, sobre todo en África, pero también en Camboya, India o Sudán.... y todo ello habiendo vendido 40 millones de botellas de plástico reciclado, para lo que ha empleado 711.197 kilos de plástico usado. «Hemos creado impacto y hemos encontrado a gente que se lo cree», ha dicho el CEO de Aura, quien ha recordado que Hijos de Rivera (Estrella Galicia) se hizo en una ampliación de capital con el 51% del capital de esta empresa, que dedica el 100% de sus beneficios al proyectos sociales. Durante la pandemia, con la hostelería y las oficinas cerradas, Aura casi fenece porque tenía el 90% de sus ventas en ese canal, aunque finalmente salió a flote, tanto empresarialmente como emocionalmente. A continuación, este emprendedor inició otra aventura: Liux, una empresa de automoción sostenible. Primero diseñó un deportivo con carrocería de lino pero finalmente ha pivotado a un modelo más urbano, más acorde con las necesidades de los conductores, para el que están buscando ahora financiación. «Son tiempos complicados para las startups», se lamenta este emprendedor. Espinosa de los Monteros ha explicado a los jóvenes de hoy, acostumbrados a la inmediatez, que el éxito no es fácil de conseguir y no llega rápido, que en el camino hay muchos baches. «El problema de la gente joven es que no entiende que las cosas que merecen la pena, cuestan y tardan», por lo que ha recomendado practicar algo muy sencillo: «esperar y sufrir» . «Yo he estado tres veces a punto de quebrar en Auara y dos en Liux, pero con mucho esfuerzo las cosas salen», ha finalizado. Para María Galán ésta ha sido su primera intervención en el programa de formación Sputnik. Juan Martínez Barea la localizó y le pidió que contara su preciosa historia de amor con Uganda. La madre de María, Montserrat Martínez, y una amiga de ésta, Maribel García Vizcaíno, fundaron en 2012 la ONG Babies Uganda. Al acabar la carrera de Economía y Negocios Internacionales, María Galán decidió en 2020 hacer las prácticas en esa empresa de economía social. «Nadie pensó que yo acabaría donde he acabado, haciendo un trabajo tan diferente, siguiendo el legado de mi madre y Maribel», cuenta María, de 26 años, quien desde hace cuatro vive en Uganda, alejada de cualquier comodidad del mundo occidental, aunque matiza que no es un país peligroso. «Mis amigas me dicen que estoy loca pero ya lo han asumido», ríe al contarlo. «Esta ONG nació porque un orfanato de Uganda iba a cerrar por falta de fondos, y mi madre y Maribel decidieron unirse para evitarlo. Hoy seguimos colaborando con ese orfanato y en 2017 abrimos el nuestro propio, que es donde vivo yo desde hace cuatro años», explica Galán, quien añade que el personal contratado es local y la plantilla alcanza los 150 trabajadores. ¿Cómo financia sus proyectos 'Babies Uganda'? El 80% de los fondos proceden de particulares y donaciones puntuales, y el 20% restante, de empresas 'amigas'. «Ellos nos permiten tener dos orfanatos, un colegio para niños con discapacidad visual, uno de infantil, otro de secundaria... que suman más de mil niños. Además, tenemos una clínica, donde damos cada mes damos asistencia sanitaria y gratuita a unas mil personas. Contamos además con campo de deporte y otro de arte...». Hasta ahora, unas 10.000 personas se han beneficiado de esos proyectos. Babies Uganda no se para ahí y ahora «tiene en construcción una clínica y un centro vocacional en una zona inundada, así como unos baños en una de las islas del país y un colegio para niños con discapacidad intelectual». ¡Y todo esto lo hacen con un presupuesto anual de sólo 800.000 euros! En esta sesión de Sputnik para promover el compromiso y la acción entre los jóvenes emprendedores del futuro ha intervenido también Ignacio Dean, un personaje singular que ha demostrado que no hay límites. De profesión: explorador profesional, divulgador, naturalista y escritor. Cuando se propuso en 2013 ser el primer español en dar la primera vuelta al mundo andando debieron tomarle por loco. Salió del kilómetro 0 de la Puerta del Sol y tres años después entraba por la misma puerta más curtido, con barba y una mochila llena de experiencias que las volcó en su libro «Libre y Salvaje». Más de 31 países visitó Dean, recorrió a pie 33.000 kilómetros y gastó 12 pares de zapatillas. ¿Algo salió mal? «Es imposible dar la vuelta al mundo y que no te pase nada», ha bromeado, tras recordar que fue acusado en un país de espionaje, en otro presenció un atentado terrorista... Nada le hizo desfallecer. «Cuando tienes un compromiso tienes que demostrar hasta dónde estás dispuesto a llegar», subrayó este aventurero, quien al volver se marcó otro objetivo: unir a nado los cinco continentes. Cuando comenzó a entrenar no logró nada más de 100 metros en una piscina, para terminar haciendo con normalidad 2.500 metros cada día, nadando en ríos, lagos y mar siguiendo «La llamada del océano», como así tituló al libro que relata esa odisea.

abc.es

Leer artículo completo sobre: abc.es

Noticias no leídas