El Girona ha perdido la frescura y exuberancia de la pasada campaña, cuando todas las monedas que tiraba al aire caían cara. Ahora todo cuesta más. Donde antes todo era fluidez y los engranajes parecían permanentemente engrasados, en estos momentos el juego avanza a ratos chirriando. Y ganar cuesta horrores. Ante el Celta bordeó el triunfo, pero a falta de 10 minutos Iago Aspas, el superhéroe de Balaídos, ahogó al cuadro catalán. Un empate quizá agridulce, pero nada injusto (1-1).
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