El presidente admite que las nuevas cuentas resultan ya impostergables por el impacto en el déficit y en la deuda pública de las medidas millonarias que harán falta para reconstruir València
El argumentario de Mazón y el PP para sus cargos por la DANA: de banalizar la alerta masiva a ocultar las llamadas del Gobierno ofreciendo la UME
En solo un mes la política española no ha experimentado un vuelco, sino dos o tres. Hitos como el caso de José Luis Ábalos, el escándalo de Íñigo Errejón o la relación de los partidos independentistas con el Gobierno han sido sepultados por la catástrofe de la DANA en València. La reconstrucción de los municipios arrasados llevará meses y la ayuda a los cientos de miles de afectados requerirá de una ingente movilización de recursos económicos. Y su impacto va a marcar la negociación de unos Presupuestos Generales del Estado que Pedro Sánchez señala ya abiertamente como imprescindibles para poder dar la respuesta que requiere una crisis climática de tanta envergadura.
“Por supuesto que necesitaremos unos nuevos Presupuestos Generales del Estado”, admitió el presidente durante la comparecencia de esta semana en la Moncloa en la que detalló el primer despliegue de ayudas urgentes. A preguntas de la prensa, el líder del Ejecutivo planteó sin reparos que si las nuevas cuentas ya resultaban determinantes desde un punto de vista meramente político por la estabilidad de la legislatura, los efectos económicos de la DANA las convierten ya en algo perentorio.
“En este primer Real Decreto-ley estamos hablando de 10.600 millones de euros en ayudas. Son muchos recursos económicos, otros muchos que vamos a tener que pedir a las instituciones comunitarias y otros más que vamos a tener que desembolsar de nuestras cuentas públicas. Eso nos hará revisar el impacto sobre el déficit y la deuda pública. Y encontrar los vehículos más ágiles y más eficaces posibles en el marco de los Presupuestos para poder llegar cuanto antes a dar la respuesta más eficaz y equitativa posible”, explicó Sánchez.
El PP se apresuró entonces a inferir de las palabras del presidente un chantaje y una utilización de las víctimas de la catástrofe en busca de un rédito político en forma de Presupuestos como sostén de la legislatura. De hecho, los de Feijóo llegaron a alertar durante unas horas de que las millonarias ayudas anunciadas por el Gobierno estaban supeditadas a que Pedro Sánchez consiguiera apoyo a sus cuentas. Aunque, en ese último caso, nada más lejos de la realidad.
Al día siguiente de ser aprobado el paquete de medidas cifrado en 10.600 millones el decreto fue publicado en el Boletín Oficial del Estado y, por tanto, entró en vigor. Porque esas ayudas no tienen ninguna vinculación con el proyecto de Presupuestos del año que viene y su dotación económica procederá de un ajuste del presupuesto en vigor mediante un crédito extraordinario. En el plazo de un mes, la mayoría del Congreso debe ahora convalidar ese decreto y autorizar de tal forma el aumento del gasto público.
Otra cosa es el desembolso que esté por venir a medio plazo. Y, en ese punto, el planteamiento en la Moncloa es que la tragedia de València cambia por completo buena parte de los parámetros políticos y económicos en los que se situaba hasta ahora la legislatura. Como ya hizo en su día con la COVID-19 y con los efectos de la guerra de Ucrania, el Gobierno sitúa ahora la necesidad de dar respuesta a las zonas arrasadas de València y a los ciudadanos que lo han perdido todo como el aspecto nuclear en torno al cual deben orientarse las cuentas públicas. Y también lo exponen como un argumento con el que convencer a sus socios de que deben respaldar esas cuentas.
“Si había alguna razón para aprobarlos antes de esta DANA, pues es evidente que ahora más. Dije que no eludiría mi responsabilidad de presentar unas cuentas públicas y en este contexto esa responsabilidad se multiplica hasta unos límites colosales. Y espero que tengamos el apoyo mayoritario de la Cámara para aprobar unos Presupuestos que son hoy aún más necesarios que ayer”, incidió Sánchez durante su comparecencia.
Si alguien en el equipo del presidente esperaba que ese guante fuera recogido en algún despacho de la calle Génova, la expectativa quedó frustrada. El PP sí ha trasladado su apoyo en el Congreso al decreto de medidas urgentes, pero nadie en las filas populares ha esbozado siquiera la hipótesis de poder llegar a respaldar unos Presupuestos del Gobierno que, además, saben que apuntalarían el mandato de Pedro Sánchez hasta 2027.
Por si acaso tuviera algún tipo de efecto contagio o por mera estrategia comunicativa a la hora de trasladar un mensaje de unidad en mitad de la catástrofe, los socialistas valencianos ya se han encargado de anunciar que apoyarán las cuentas que presente Carlos Mazón. En una entrevista esta semana en la Cadena Ser, la ministra de Ciencia y secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant, adelantó que los socialistas valencianos darán su voto afirmativo a los presupuestos de la Generalitat para 2025 y que “estarán a la altura de ayudar” a la ciudadanía tras la catástrofe de la DANA.
A la pregunta de si apoyarán los presupuestos autonómicos para 2025, Morant, que aseguró que desde el primer día de la tragedia le dijo a Mazón que podía contar con ella como ministra y como secretaria general del PSPV-PSOE, respondió: “No le quepa ninguna duda; además, ayudaremos al señor Mazón para que esos presupuestos recojan de manera adecuada las necesidades de nuestros vecinos y nuestras vecinas”.
Mientras, las conversaciones del Gobierno con los distintos grupos políticos del Congreso para sacar adelante la senda de estabilidad y las nuevas cuentas se han visto alteradas también por la gestión del desastre en València. La mayor parte de los ministros está volcada desde hace diez días en el impulso a las respuestas de cada uno de sus departamentos, algunas de las cuales aún están por perfilar y por anunciar, como en el caso del ministerio de Trabajo. Pero la idea es que, cuando la normalidad política se vaya abriendo paso poco a poco, las negociaciones se retomen con un impulso y una vuelta de tuerca al planteamiento inicial.
El plan con el que trabajaba el ministerio de Hacienda era que el grueso del nuevo proyecto de Presupuestos lo conformase el trabajo avanzado hace ya un año con los grupos parlamentarios y que finalmente no cristalizó por la convocatoria adelantada de las elecciones catalanas. Pero es el propio Pedro Sánchez quien insiste en que la nueva situación de emergencia debe impregnarlo ahora todo.
“Vamos a ofrecer a los grupos parlamentarios un nuevo marco presupuestario para atender las realidades de cada uno de los territorios, singularmente de aquellas comunidades, como la valenciana, que se ven afectadas por esta tragedia climática”, declaró.
Está por ver si esa interpelación a la unidad que hace al Gobierno de cara a la negociación que está por venir allana o no el camino a las cuentas y ablanda las posturas de fuerza adoptadas por algunos aliados parlamentarios, especialmente los independentistas catalanes. De conseguirlo, el Gobierno tendría el respaldo que demanda para hacer frente a la emergencia en València. Y de paso, Pedro Sánchez conseguiría el salvavidas político que tanto anhela para poder sobrevivir el resto de la legislatura.
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