Carecer de mayoría y depender de otras fuerzas políticas complica lograr los objetivos. Es lo que le ha pasado al Ejecutivo de Pedro Sánchez, que ha tenido que guardar en el baúl de los recuerdos su idea de convertir en permanente el impuesto a las energéticas. Las presiones del sector petrolero, con Repsol y Cepsa (hoy rebautizada como Moeve) en cabeza, al advertir de que congelaban sus inversiones por el cambio de reglas de juego en pleno partido, ha dado sus frutos.
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