El mátrix de la derecha

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Hola, ¿Qué tal tu semana? ¿Todo bien?

En la redacción estamos estos días muy orgullosos de dos de nuestras compañeras: de Raquel Ejerique y de Esther Palomera. El miércoles, una información de Raquel sobre las cuentas de Disenso, la opaca fundación de Vox, fue la apertura de elDiario.es. Es un trabajo impecable, como todos los que ella hace. Raquel Ejerique es la misma periodista que investigó los másters fraudulentos en la Universidad Rey Juan Carlos. La misma que acabó injustamente imputada durante casi dos años, cuando Cristina Cifuentes se querelló contra nosotros. La misma a la que la Justicia después absolvió.

Poco después de que publicáramos esa información, la portavoz en el Congreso de Vox, Pepa Millán, fue entrevistada en La Noche en 24 horas, de RTVE. Allí estaba otra de nuestras periodistas, Esther Palomera, una circunstancia que la portavoz de la ultraderecha quiso aprovechar para desacreditar con mentiras el trabajo de elDiario.es.

Pepa Millán nos acusó de algo muy grave: de inventarnos la noticia y no recoger en ella las respuestas que la fundación de Vox nos había dado y que supuestamente desmentían nuestra información. Lo hizo blandiendo un papel: aparentemente un correo que –según ella– nos había mandado su partido. Todo era falso, como pronto se pudo demostrar. Esther Palomera respondió de forma impecable y desmontó ese bulo en riguroso directo. Es un vídeo que merece la pena que veas.

Esther Palomera estuvo muy rápida y contundente. Por experiencia propia, sé que es muy difícil escaparse en directo de una encerrona así y hacerlo con tanta dignidad. Ella reaccionó de forma brillante y dejó en evidencia las mentiras de Vox. 

Pero, ¿qué hubiera pasado si Esther no hubiera tenido los reflejos de pedir en directo ese falso correo? ¿Qué imagen de nuestro trabajo se hubiera llevado un espectador corriente, de los miles que a esa hora estaban viendo la televisión?

Con seguridad, el partido de Santiago Abascal habría viralizado el vídeo con la acusación de Pepa Millán en redes sociales. Y así se habría construido un bulo, casi imposible de contrarrestar.

Es una de mis obsesiones: lo difícil que resulta combatir las mentiras. Sí, al día siguiente podríamos haber explicado en elDiario.es los detalles, contar que era falso, reafirmarnos en nuestra noticia, explicar que Vox nunca nos contestó… Estoy seguro que tú nos habrías creído. Igual que la mayoría de nuestros lectores, que saben de nuestro rigor. Pero, ¿y los votantes de Vox? ¿Y aquellos ciudadanos que no nos leen y simplemente vieron un rifirrafe por televisión?  

Calumnia que algo queda. Miente que algo queda. Esta máxima de la propaganda lleva años instalada en el debate público. Y en los últimos meses está yendo a peor.

Ya no es solo Vox. O su escisión aún más ultra, Alvise Pérez. El discurso y los modos de la extrema derecha se han extendido al principal partido de la oposición. 

Lo que nos ocurrió esta semana con Pepa Millán y Vox no es muy distinto al tipo de actitudes ante la prensa que enarbola el PP de la Comunidad de Madrid. Esas amenazas  –“os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”– que nos dedicó Miguel Ángel Rodríguez. O los bulos que inventaron sobre periodistas encapuchados de elDiario.es asaltando la casa de Isabel Díaz Ayuso.

Es la misma Isabel Díaz Ayuso que acusa al Gobierno de “ir contra los periodistas” sin que nadie la replique en directo. El mundo al revés.

Es una realidad paralela, donde los hechos se convierten en algo accesorio. Un mundo alternativo donde no rigen las leyes de la física y menos aún la verdad. Un mátrix, como lo llama nuestro compañero José Precedo. Una enorme disonancia entre la propaganda y los hechos: entre las críticas apocalípticas de la derecha y la simple realidad.

Esta semana, en distintas intervenciones públicas, hemos tenido algunos ejemplos de ese mátrix difíciles de superar:

Alberto Núñez Feijóo. “Lo que usted llama regeneración democrática es un proyecto de censura. No se veía una cosa así desde Franco”. 

El líder del PP se refiere a la aplicación en España del mismo reglamento de medios de comunicación que el Partido Popular aprobó en el Parlamento Europeo hace apenas medio año.

¿Censura? ¿Otra dictadura? Esta misma semana, el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, estuvo en España y habló en términos muy elogiosos del plan de regeneración del Gobierno. “Va en la dirección correcta”, aseguró. 

¿Es Reynders otro peligroso izquierdista bolivariano? No. Es un político de centro derecha, del grupo liberal. 

Alberto Núñez Feijóo. “No ha sido el Banco de España, ha sido el señor Escrivá el que ha incrementado la previsión de crecimiento. Vamos a ver si acierta a fin de año o usted acaba de contratar a un señor Tezanos bis”.

Los datos. La revisión del Banco de España sobre el crecimiento del PIB de España (del 2,3% al 2,8%) llega después de que la inmensa mayoría de los organismos que analizan la evolución de la economía española hayan elevado sus previsiones. No es una rareza del Banco de España: es lo que dicen todos. 

En junio, subió su pronóstico para España el FMI. Y hace solo una semana, el panel Funcas –un centro de análisis de las cajas de ahorro– también elevó su previsión. Es un trabajo en el que participan los servicios de estudios del BBVA, de Repsol, de Mapfre, del Banco Santander, de Caixabank… Hasta la patronal CEOE comparte el optimismo y dice que España este año crecerá más de lo esperado. ¿Eso también es culpa de Escrivá?

Sorprende aún más la burla de Feijóo la misma semana en la que el INE ha tenido que revisar al alza los datos anteriores del PIB, por enésima ocasión. De esto dudo que Feijóo vaya a opinar. Tendría que empezar reconociendo que absolutamente todo lo que ha dicho en los últimos tres años sobre la economía española era falso. Dudo que le veamos rectificar.

Esteban González Pons: “El Gobierno está implicado en el golpe de Estado de Venezuela”.

Es la medalla de oro de esta semana en el mátrix de la derecha. Una acusación terraplanista, a ojos de cualquier persona mínimamente informada.

El PP no es el primero que acusa al Gobierno de participar en un golpe de Estado en Venezuela. Es exactamente la misma acusación –pero en sentido opuesto– que hace el gobierno venezolano contra Pedro Sánchez: nada menos que implicar a los servicios secretos españoles en un complot para asesinar a Nicolás Maduro.

Tal vez bajo un gorro de papel de aluminio se podría argumentar que estas duras acusaciones de Maduro contra España forman parte de una enrevesada táctica de falsa bandera, un maquiavélico plan de distracción. Pero es que esto no es todo: es que hay más. 

La diplomacia española tampoco ha reconocido el resultado de esas anómalas elecciones presidenciales de las que –dos meses después– seguimos sin conocer los datos más básicos: las actas del escrutinio. Al igual que el Brasil de Lula, la Colombia de Petro, el Chile de Boric –y de absolutamente todos los países europeos– España no ha reconocido a Nicolás Maduro como vencedor. 

En las últimas semanas, el gobierno de Maduro ha retirado a su embajador de España. Y mientras Maduro acusa a Sánchez de golpista, y la derecha española acusa a Sánchez de cómplice de Maduro, resulta que el Gobierno español ha jugado un papel protagonista para permitir que el líder de la oposición, Edmundo González Urrutia, pudiera refugiarse en España.

Un dato más, uno importante: el propio Edmundo González ha declarado públicamente su agradecimiento al Gobierno español “por su apoyo y compromiso con la protección de los derechos humanos”.

Así que solo quedan dos opciones. O el líder de la oposición venezolana está también en el ajo y es igualmente cómplice en secreto del golpe de Estado de Nicolás Maduro, o es que Esteban González Pons soltó impunemente una mentira descomunal. 

El Gobierno español es cómplice de Maduro. Por el mar corren las liebres. Por el monte, las sardinas.

Lo dejo aquí por hoy. Pero antes de despedirme, te adelanto una novedad. Nuestro compañero Iñigo Sáenz de Ugarte arranca mañana un nuevo boletín semanal exclusivo para socios y socias. Se llamará Política para supervivientes y lo recibirás todos los domingos en tu mail. Como ya estás suscrito a elDiario.es no tendrás que hacer nada más: mañana te llegará el primero  (y si quieres borrarte, en ese mismo mail te indicamos cómo hacerlo). Yo ya he podido leerlo y estoy seguro de que te gustará.

Un abrazo. Y gracias por tu apoyo a elDiario.es. 

Ignacio Escolar

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