El Nacional cumple diez años como la «catedral» gastronómica más bonita de Barcelona

Además de las casas Batlló, Amatller, Milà (La Pedrera) y Lleó Morera, los turistas suelen descubrir en el pequeño pasaje del número 24 del barcelonés Paseo de Gracia otro motivo para fotografiar y compartir en sus redes sociales. Se trata del multiespacio El Nacional, un concepto singular de restauración en el que, bajo el mismo techo modernista, el visitante se encuentra con cuatro barras y cuatro restaurantes, cada uno con su propia personalidad y su propia carta, pero con el denominador común de ofrecer los mejores productos y recetas de la península ibérica. No en vano, El Nacional es el único restaurante de Barcelona que figura en el «top ten» de los más bonitos de España , según la web de viajes HolidayGuru, que lo sitúa en el noveno lugar por las veces que los usuarios de esta plataforma lo etiquetan con la expresión «bonito». Esta «Meca» gastronómica, cuando se inauguró hace diez años, supuso toda una revolución en la oferta culinaria del Paseo de Gracia, al convertirse en una atracción en sí misma para los turistas, que formaban colas para entrar. Transcurrida una década, El Nacional se mantiene como una visita singular y para regalar, tanto para los barceloneses como para el resto de catalanes de paso por la capital, dada la espectacularidad del espacio y la calidad de los platos y del servicio. Gerard Subirats, socio fundador de El Nacional, recuerda que hace diez años decidió «reconvertir lo que era un parking privado en un espacio diáfano, dedicado al ocio gastronómico y abierto a toda la ciudad: un restaurante de restaurantes ». Con más de 3.000 metros cuadrados de superficie, el establecimiento está situado en una nave que es un ejemplo de la arquitectura modernista industrial, con un techo del tipo bóveda catalana, grandes lucernarios y pilares de hierro forjado. A finales del siglo XIX, el espacio se convirtió en teatro y luego acogió una fábrica de pieles y más recientemente, un concesionario de coches hasta que, por último, hasta el año 2013 fue un garaje privado. Durante el proceso de restauración del espacio se usaron diferentes técnicas de principios de siglo, como los alicatados artesanales decorados a mano, además de confeccionarse vitrinas con materiales reciclados y piezas exclusivas de época, como los dos balcones antiguos traídos desde La Coruña y que presiden la entrada de El Nacional. Y las paredes se mantuvieron en su estado natural, simplemente limpiándolas y fijando las antiguas pinturas. La visita a los amplios lavabos es obligada por las fotografías que se exponen del establecimiento , las picas colectivas y grifos centenarios y por la amplia sala que recuerda a los camerinos de las estrellas del antiguo teatro, con espejos rodeados de bombillas donde poder acicalarse. El establecimiento está abierto los 365 días del año desde las 12 horas del mediodía hasta la 1 de la madrugada, con cocina ininterrumpida durante todo el día hasta las 23 horas de la noche . El comensal solo tiene que decidir el restaurante o barra que mejor encaja en lo que le apetece. Una de las 4 barras está destinadas a vinos y embutidos, con tablas de quesos del país y jamón ibérico de bellota recién cortado y se puede maridar con las mejores referencias y DO de la península ibérica. El jamón ibérico de bellota, Guijuelo, está para llorar, y el queso Puigpedrós, de vaca, con mermelada de aceite y membrillo es un aperitivo ideal en cualquier ágape, sea comida o cena. La barra de cervezas exhibe una selección de tiradores o botellas que se pueden acompañar con un surtido de pinchos o conservas, mientras que la de cócteles está permanentemente abierta para aperitivos y combinados clásicos o de autor. La cuarta barra está especializada en ostras y es el punto de encuentro idóneo para degustar ese exquisito manjar del mar, acompañado de un buen cava y de mariscos o caviar. Recomendable la ostra spéciale de Claire Guillardeu del número 2 y el salpicón de marisco para nadar en la abundancia de frutos del mar, como igualmente exquisita y original es la coca fina crujiente de butifarra esparracada, con tomate, mozzarella, queso parmesano coronada con brotes verdes. Si lo que se prefiere es sentarse en una mesa, hay que elegir entre cuatro restaurantes. El concepto delicatessen de La Parada es de restauración rápida, ligera; La Traperia ofrece una gran variedad de tapas frías, calientes, arroces, paella, fideuá, etcétera, mientras que La Llotja es un restaurante especializado en arroces y pescado en el que destaca un expositor, tipo lonja, que facilita la elección del producto que más le apetezca al comensal, que también decide cómo quiere que se lo cocinen. El suquet de rape con almejas se come con cuchara y está para mojar pan . Y la última oferta restauradora es La Braseria, especializada en carnes, donde también se exhibe en una vitrina de maduración las diferentes viandas. Exquisitos los cortes de Bruna del Pirineo, de 40 días de maduración; de vaca Simmenthal europea, de 60 días de maduración, o la vaca gallega, de más de cien días de maduración, siempre acompañadas de patatas y ensalada. De postre, el pan con chocolate presentado en forma de rosa, con aceite de oliva extra virgen y escamas de sal supone todo un «flashback» que transporta al comensal a su infancia. Otra de las singularidades de El Nacional es haberse dotado de un comité gastronómico que elabora, cada año, su propio calendario donde se destaca un producto estrella cada mes, bien sea porque es de temporada o porque cuenta con una denominación de origen protegida (DOP) o una indicación geográfica protegida (IGP) destacada. Con los productos seleccionados se elaboran varios platos para cada uno de los restaurantes y barras del multiespacio gastronómico, que también cuenta con un salón privado para grupos, denominado El Magatzem, que está escondido en la trastienda para ofrecer una experiencia exclusiva y secreta. Todo lo contrario que El Quiosco que preside la entrada del establecimiento, dedicado a la venta de helados artesanales y con sabores de temporada. Y, por supuesto, no hay que olvidar hacerse fotos y etiquetarlas con la expresión «el restaurante más grande y bonito de Barcelona» .

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