El pueblo uncido

Una manifestación es siempre cuestión de enfoque. A los doscientos, a los cien y a los cincuenta metros puede parecer expresión de dignidad de los ciudadanos hartos que piden a quienes tienen que representarlos que resuelvan los problemas enquistados. El letrero que la encabeza , las banderas que rara vez se parecen a la que está en la Constitución y las siglas bien altas parecen un río de indignación que ha desbordado el cauce de las urnas y amenaza con anegar las instituciones que tendrían que ser más sensibles y a los cargos que juraron lo que no cumplen y prometieron cosas que siguen esperando. Cuando se avanza un poco, a los veinte metros, y más a la distancia en... Ver Más

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