El Real Madrid acaba pidiendo la hora contra el Alavés e incrementa la bronca con los árbitros

El partido del Real Madrid iba para festival de goles y acabó con un ajustado 3-2 y sufriendo ante un renacido Alavés en los minutos finales. El Madrid pagó los cambios, la relajación de los minutos finales y se complicó un partido en el que hasta el minuto 80o dominó con placidez. Le dio para poner a salvo la racha de partidos invicto en la Liga. Llega a los 39. Pero el final del partido afeo el triunfo y es un aviso serio. No se puede dar nada por ganado antes del pitido final.

El Alavés sembró el pánico en un partido donde se vieron las mejores fases del Real Madrid esta temporada. Mbappé se entiende mejor con Bellingham, Vinícius y Rodrygo. Ha desaparecido el atasco por la banda izquierda, el ritmo de juego es continuo y la estructura del equipo encuentra el equilibrio con Tchouaméni, Fede Valverde y Bellingham en el medio. De esta manera, el Real Madrid dio por cerrado el encuentro con los tanto de Lucas Vázquez, Mbappé y Rodrygo. De la fiesta se pasó a los nervios por la reacción final del Alavés.

Pasaron muchas cosas en un clima enrarecido en el estadio. El Real Madrid entra en la bronca con los árbitros. En el partido contra el Espanyol vieron tres tarjetas amarillas por protestar Mbappé, Vinícius y Bellingham. Contra el Alavés siguió la misma tónica. El árbitro Alejandro Múñiz Ruiz castigó los aspavientos de Fede Valverde y Vinícius, gestos que el estamento arbitral califica como desconsideración y menosprecio. Fue lo más caliente que se vio en una primera parte que empezó con el gol de Lucas Vázquez a los 55 segundos del inicio del encuentro.

El Real Madrid salió enchufado y el Alavés pendiente de coger las vigilancias de las estrellas. De ello se aprovechó el más listo. Lucas Vázquez vio el arrastre que provocaron los delanteros en la internada de Vinícius y remató el balón en el pase atrás del brasileño. La jugada nace de un centro largo, de banda a banda, de Fede Valverde. Una acción de juego directo, como le gusta a Ancelotti. Dice el entrenador italiano que al gol hay que llegar lo más rápido posible, sin necesidad de tantos toques, y el uruguayo ejecutó el manual preferido de su técnico.

Se adelantó el Real Madrid muy pronto, en un gol que puso el partido más cuesta arriba al equipo de Luis García Plaza. El Alavés no dio batalla. Le costó amenazar, se metió en su campo y decidió que lo mejor era resistir y esperar a cazar alguna acción de contrataque. No pudo. El sistema defensivo del Madrid fue inexpugnable. La defensa atenta, yendo a los cruces, los medios ganando duelos, corriendo a los balones divididos. A destacar los esfuerzos repetidos y carreras que se dio Fede Valverde.

En un partido controlado, el Madrid se dedicó a combinar rápido, le dio velocidad a la pelota, ritmo. Lo que se necesita cuando enfrente hay defensas cerradas. A ello le unió la movilidad de los delanteros. Mbappé se fue al centro del campo, a conectar con los medios. Rodrygo y Vinícius, por dentro y por las bandas. Un Real Madrid con un fútbol más fluido, engrasado y jugadores inspirados.

Conexión Mbappé-Bellingham

En esta racha de buen juego se le anuló un gol a Mbappé, tras un pase de Bellingham, por fuera de juego. Al francés no conviene darle un metro. Te destroza por potencia con esa arrancada explosiva y poderosa. Jugando más retrasado encontró a su mejor socio. Repitió la misma jugada con Bellingham. Pero en esta ocasión más precisa y bonita. Pase de tacón del francés al inglés, arrancada de Fórmula Uno para irse al área, balón vertical de Bellingham y recorte de Mbappé a Diarra y gol. Ejecutó a Sivera en su salida. Buen gol de Mbappé en una primera parte con dos tantos y bronca de un Bernabéu que la pagó con el árbitro por enseñar tarjetas amarillas a los jugadores. En especial se protestó la de Vinícius, que se quejó de una falta de Mouriño que no se pitó.

El inicio de la segunda parte fue un calco al de la primera. Rodrygo castigó el desorden defensivo y la pasividad de la defensa del equipo vitoriano con una jugada individual. El brasileño cogió velocidad por la banda derecha, penetró sin oposición, lo vio fácil y fusilo a Sivera. El tercero para un Real Madrid que se desató. Buscó más goles, le metió energía y verticalidad a un débil a Alavés.

El abultado resultado dio para dar descanso a Fede Valverde. Lo juega todo, se dio una paliza para hacer compacto al equipo y Ancelotti lo necesita en su esplendor para el derbi. Salió del campo ovacionado por un Bernabéu que premia el espíritu de sacrificio y entrega del uruguayo. Salió Modric. También entró Endrick por Rodrygo. La gente demanda más minutos del nuevo brasileño. Endrick es un terremoto, tiene algo especial, descaro, garra, peligro y en su primera jugada se fajó de Diarra. Su disparo acabó con el balón al poste. Ahí estuvo el cuarto de un partido con dominio absoluto del Real Madrid y al que contestó el argelino Rebbach con otro disparo al poste. La mejor y única ocasión de peligro del Alavés. El partido dio para que Ancelotti sacara a Jesús Vallejo, reclamado por la grada del Bernabéu.

Con los cambios se relajó el Real Madrid y el uruguayo Protesoni hizo el gol de los vitorianos en un buen golpeo desde la frontal del área. La falta de tensión la aprovechó el Alavés, más agresivo, para hacer el segundo gol en el minuto 87. Golazo de Kike García en una excelente combinación que le pilla a Vallejo mirando la jugada. El partido acabó con una discusión entre Ancelotti y Luis García, los dos entrenadores entraron en tensión.

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