El rincón de Burgos para los amantes de las cascadas: tiene cinco secretas e incluso podrás pasar detrás de una de ellas

Ni Murcia ni Madrid: esta es la comunidad autónoma que está a un paso de ser líder en campos de golf en EspañaEl pueblo de Aragón donde puedes hacer una ruta de senderismo entre cascadas este otoño

Una pequeña zona en la provincia de Burgos se erige como el destino ideal para quienes buscan conectar con la naturaleza y disfrutar de paisajes únicos. Este enclave, que sorprende con cinco impresionantes cascadas, invita a los visitantes a explorar rutas llenas de encanto y tranquilidad.

En el corazón de Las Merindades, el municipio de Espinosa de los Monteros sirve como punto de partida para descubrir la cascada de Guarguero. Este salto de agua, alimentado por el río Trueba, es conocido por su belleza fotogénica y su fácil acceso desde las inmediaciones del pueblo. Llegar a ella requiere seguir la dirección hacia Las Machorras, tomando el cruce de Salcedillo, donde un sencillo sendero lleva directamente a este espectáculo natural.

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Otro de los tesoros naturales de la región es la cascada de Peñaladros, ubicada en el Valle de Angulo. Este salto, de aproximadamente 30 metros de altura, se encuentra rodeado de un entorno privilegiado, ideal para los amantes de la fotografía y el senderismo. La ruta, de apenas 500 metros desde la localidad de Cozuela y 200 metros del parking, es perfecta para quienes buscan una caminata breve, pero llena de encanto.

En el Valle de Sotoscueva, la cascada de Salceda se presenta como otra parada imprescindible. Con 30 metros de caída, esta joya escondida requiere un recorrido de 10 kilómetros entre ida y vuelta desde el municipio de Quisicedo. Aunque la ruta demanda un mayor esfuerzo, los paisajes que acompañan el trayecto recompensan cada paso.

Muy cerca de Puentedey, la cascada de La Mea destaca por su carácter único: permite a los visitantes caminar detrás del salto de agua sin peligro alguno. Este lugar, accesible mediante un sendero balizado de baja dificultad, resulta ideal durante la temporada de deshielo, cuando su caudal alcanza su máximo esplendor.

Por último, la cascada de San Miguel, en el límite entre los valles de Losa y Mena, es un espectáculo reservado para las épocas de fuertes lluvias. Este salto, de 200 metros de altura, es uno de los más impresionantes de la provincia. Sin embargo, su acceso, de alta dificultad y no balizado, requiere precaución y experiencia en rutas de montaña.

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