El sector del auto alemán solicita más apoyo político para descarbonizar

Alemania es el país europeo donde más fuerte se ha notado el frenazo de la electrificación. Son el principal mercado comunitario en términos de volumen de ventas y de producción y el lugar donde se inventó el automóvil. Además, o quizás por esto, su población está particularmente concienciada con el medio ambiente y el Gobierno puso recursos en la mesa para fomentar la transición a las cero emisiones. Sin embargo, a finales de 2023 se cerró el grifo de las subvenciones para la compra de coches eléctricos, lo cual hizo que se desplomara la demanda. Solo la caída en ventas en Alemania ha frenado el cómputo europeo en lo que va de año y los fabricantes están empezando a revisar sus ambiciones de electrificación. «El mercado de coche eléctrico ha entrado en una trayectoria a la baja continua», afirmó la asociación europea de fabricantes, ACEA. Las ventas de los cero emisiones cayeron en mayo, julio y agosto. En junio, permanecieron en línea con 2023. Ahora, la patronal de constructores alemana, VDA, ha publicado un listado de diez puntos «para alcanzar una movilidad climáticamente neutra». El primero de ellos es, para sorpresa de nadie, que «vuelvan los incentivos y las buenas condiciones para las empresas, en lugar de nuevas cargas para la industria». Por otro lado, y debido a la lenta adopción de este tipo de propulsores, desde la organización alemana solicitan que se revisen los límites de CO2 de la normativa Clean Air For Europe (CAFE), previstos para 2025 para los turismos. Ese año marca la fecha límite para que los fabricantes alcancen una media conjunta de 93,6 gramos -varía para cada caso concreto- de CO2 por kilómetro recorrido. De momento, solo las marcas que se especializan en coches eléctricos como Tesla o el Grupo Geely (Polestar, Mini y Volvo) están por debajo. Ante esta situación, los fabricantes se encuentran en una encrucijada si no se estimulan las ventas del coche eléctrico: o dejan de producir vehículos para no rebasar el límite y ceden el mercado a sus rivales chinos, o se enfrentan a multas que, en conjunto, superan los 12.000 millones de euros. Desde la VDA señalan que es esencial ganar a los consumidores con precios de la energía competitivos y una mayor infraestructura de recarga, para «ofrecer una ventaja competitiva ante los coches térmicos en el cómputo total». Esto ocurre ya, pero solo si se dan determinadas condiciones. Finalmente, afirman que la normativa europea de infraestructura de recarga, AFIR, no es lo suficientemente ambiciosa, especialmente en lo que respecta a energías renovables como el hidrógeno, que debe ser incentivado con descuentos fiscales.

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