El taller mecánico de Algemesí que lleva dos semanas arreglando gratis averías a los voluntarios de la DANA

Los voluntarios que llegan a Algemesí para limpiar este pueblo azotado por la DANA son muy bienvenidos en el taller de los hermanos Tortosa, Paco y Ernesto. Aquí les arreglan gratuitamente cualquier avería y los pinchazos que tengan: desde policías, guardias civiles o sanitarios venidos de fuera a ciudadanos foráneos que arriman el hombro para sacar adelante este municipio valenciano de 30.000 habitantes. Eso lo sabe, por ejemplo, el personal de una ambulancia del Samur de Madrid que estuvo este martes para que les arreglaran un pinchazo . O el tractorista que vivía a dos horas y media y al que le fallaba el cambio de marchas de su máquina. O el chaval que con su grúa apareció con las ruedas pinchadas. O las tres chicas que también pincharon dos neumáticos de su furgoneta cargada con herramientas y comida para los damnificados. «A los voluntarios y servicios de emergencias que vienen de fuera para ayudarnos, no hemos cobrado un duro, a nadie, ni se va a cobrar », dice Ernesto. «¡Cómo vamos cobrarlos si nos están ayudando! ¡Qué menos! Si no fuera por ellos, estaríamos aquí perdidos aún», continúa este veterano mecánico, que no sabe el número de pinchazos que han arreglado gratuitamente . «Me han querido pagar y los he amenazado: si me pagáis, os pincho la ruedas», bromea. Así llevan dos semanas, desde el día siguiente a la DANA que arrasó Algemesí, situado junto a la desembocadura del río Magro en el Júcar. Por suerte, la zona donde está el taller de los hermanos Tortosa se ha escapado de la catástrofe. «Nos hemos salvado los que estamos en un radio de unos 500 metros. Aquí entró dos dedos de agua, limpiamos y hemos podido trabajar », cuenta aliviado Ernesto, que cerró el negocio este pasado fin de semana. «Estábamos hechos polvo», recuerda, porque a su trabajo también debió sumar la limpieza de su casa, donde el agua y el lodo entraron un metro y treinta centímetros. Pero el viernes de descanso aprovechó para viajar hasta Córdoba (900 kilómetros, ida y vuelta) con su hermano pequeño, Moisés, que perdió su coche por las inundaciones. Fueron hasta la ciudad andaluza para recoger un automóvil que una pareja, Ángel y Estrella, ha entregado gratuitamente a Moisés. «Eso me hizo llorar» , reconoce Ernesto, que cuenta cómo se gestó: «Estoy en un grupo que jugamos en red a los coches por internet y Ángel me telefoneó para preguntarme cómo estábamos. Le conté, entre otras cosas, que mi hermano había perdido su coche y su casa había sido seriamente afectada». Entonces Ángel le ofreció el turismo que iba a vender por unos 2.000 euros. «Te lo regalamos», le insistieron él y Estrella, que además les obsequiaron con una paella de marisco cuando los hermanos recogieron el coche. «La paella estaba buena», reconoce Ernesto, que las prepara muy buenas en su taller para los amigos. «Hay buenas personas en esta vida» , dice de Estrella y Ángel el mecánico que estará eternamente agradecido a los voluntarios.

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