El Virgen del Rocío de Sevilla está probando tratamientos intratumorales para activar la respuesta a la quimioterapia en algunos tipos de sarcomas (tumores malignos que pueden aparecer tanto en tejidos blandos como en los huesos) y está desarrollando terapias «más allá de las mutaciones típicamente conocidas» en su unidad de ensayos clínicos. La oncóloga médica Irene Carrasco explica que «en la fase uno también se están desarrollando en nuestro hospital estudios nuevos contra receptores específicos que se han visto alterados en angiosarcoma, y en la fases II y III tenemos ensayos de mantenimiento con moléculas orales en osteosarcoma, así como ensayos en condrosarcomas y otros ensayos en retroperitoneo para mejorar la cirugía». El hospital sevillano se unió este viernes a la celebración del Día del Sarcoma con la organización de unas jornadas de puertas abiertas dirigidas a los pacientes y sus familias. El Comité Interdisciplinar de Sarcomas, que integra a especialistas sanitarios de distintas áreas, se reúne todas las semanas para valorar los nuevos casos, el abordaje terapéutico más adecuado y el seguimiento de los pacientes más complejos. El Virgen del Rocío es centro de referencia CSUR para el tratamiento del sarcoma en edad pediátrica y en adultos, por lo que está designado por el Ministerio de Sanidad para el tratamiento de pacientes con la enfermedad procedentes de otras comunidades autónomas del país, principalmente, Andalucía, Extremadura, Ceuta, Melilla y Canarias. Los especialistas del centro sanitario asisten 360 nuevos pacientes sarcomas de partes blandas en la unidad, incluidos extremidades y retroperitoneo, además de otras localizaciones menos frecuentes. De ellos, unos 50 nuevos pacientes adultos por sarcomas óseos y otros 45 nuevos pacientes pediátricos cada año. El manejo clínico, que incluye pruebas diagnósticas, terapias adyuvantes, y tratamiento quirúrgico, debe ser llevado a cabo por un grupo multidisciplinar de profesionales con formación específica en este tipo de lesiones. De esta forma se puede mejorar su supervivencia, que es mayor si el tumor sólo afecta al hueso. El diagnóstico es un reto para patólogos, radiólogos, especialistas en medicina nuclear y para los clínicos (cirujanos y oncólogos), pues con el nombre de sarcomas se incluyen toda una serie de 74 tipos de neoplasias que pueden ser malignas (sarcomas) o de malignidad intermedia. Irene Carrasco explica que el comité multidisciplinar de sarcomas «es muy eficaz y mejora la supervivencia. Recibimos pacientes diagnosticados de sarcoma de otros hospitales y nos encargamos de organizar el tratamiento y aplicar las terapias sistémicas, desde quimioterapia, inmunoterapia hasta terapias dirigidas por vía oral». Víctor Manuel Encinas, radiólogo, cuenta que «junto con los técnicos nos encargamos de realizar e interpretar las pruebas de imagen. Empezamos con ecografías y resonancia magnética. Una vez que confirmamos que el paciente puede tener un sarcoma, necesitamos un nombre, que le pone el patólogo, para lo cual hace falta una biopsia». El patólogo Enrique de Álava dirige a un centenar de profesionales. «Le ponemos el nombre y apellidos a cada sarcoma y para ello usamos mucho el microscopio». La oncóloga radioterápica I nmaculada Rincón cuenta que la radioterapia es parte fundamental en el tratamiento del sarcoma. «En los años 70 la mitad de los sarcomas de extremidad eran amputados, pero ahora sólo es el 1 por ciento gracias a la aparición de la radioterapia», explica. Su compañero Javier Peinado explica que se realizan tacs de simulación y delimitación de volúmenes oncológicos «que pasamos a los radiofísicos hospitalarios para poder administrar el tratamiento de forma segura y eficaz. Hacemos revisiones semanales para ver que está funcionado bien». Gema Ramírez , oncóloga pediátrica especializada en sarcomas infantiles, trata en su unidad desde recién nacidos a adolescentes, y el cirujano Daniel Díaz , explica que «la participación de los cirujanos en el tratamiento del sarcoma es esencial y comienza mucho antes de la intervención quirúrgica. El traumatólogo Aurelio Santos explica que «siempre procuramos disminuir las secuelas de las grandes resecciones que a veces nos vemos obligados a hacer».
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