Durante todo el importante proceso inversor de las empresas y los bancos españoles en Iberoamérica, cuyos comienzos comprenden los primeros años de 1990. Dicho proceso, se realizo sin previa experiencia, debido a que España no contaba con empresas internacionalizadas. Sin embargo, esto no impidió que demostrasen su alta capacidad de gestión, organización y compromiso de permanencia en los países de destino.
Este planteamiento, hizo posible que en un corto espacio de tiempo, se situasen en posiciones de liderazgo, para posteriormente con las experiencias y habilidades conseguidas, hacer lo propio en otros mercados internacionales, lo cual les permitió avanzar en su internacionalización, convirtiéndose plenamente en relevantes multinacionales, representando de hecho, un reto estimulante para continuar ampliando su importancia y presencia en la economía global.
Iniciados los primeros años del nuevo siglo XXI, las preferencias inversoras se fueron trasladando desde los mercados iberoamericanos, hacia otros más desarrollados, que le ofrecían mayor seguridad, previsibilidad y a la vez ampliar su expansión internacional.
En 2014, hace diez años, el stock de inversión extranjera directa (IED), eran unos 125.000 millones de euros y en 2023 se sitúa en 160. 427 millones de euros, la cifra más alta de los últimos cinco años y un 11% más que en 2022. Estas cantidades sitúan a España como el primer inversor europeo y segundo mundial, solo por detrás de Estados Unidos, una dato relevante que se debe de tener muy en cuenta.
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En 2022, los países que constituyen la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile, México y Perú), con un stock de 76.336 millones de euros (13,9% del stock mundial y 47,6% de la inversión en la región), son los que atraen en mayor medida las inversiones y donde las empresas españolas afianzan sus posiciones, destacando el mercado mexicano donde operan unas seis mil empresas de todo tamaño y sectores de actividad.
El país iberoamericano con mayor stock es México (53.093 millones de euros), seguido por Brasil (41.618 millones de euros) y Argentina (21.428 millones de euros). Chile ocupó el cuarto lugar (13.165 millones de euros), Uruguay el quinto (5.949 millones de euros), Perú el sexto (5.141 millones de euros) y Colombia el séptimo (4.937 millones de euros). A nivel mundial, México fue el tercer destino de la inversión española que asciende a 548.283 millones de euros, representando el 9,7% del stock. Brasil supone el 7,6% y Argentina el 3,9%.
Dichas inversiones, no se concentra en pocos sectores, sino más bien responde a un patrón de diversificación, como banca, seguros, telecomunicaciones, electricidad, turismo, energías renovables, petroquímica e infraestructuras. Se trata de sectores donde las empresas españolas han aportado junto a su inversión, elevados niveles de gestión, innovación, tecnología, calidad y, en suma, competitividad, junto con la creación de empleo estable y de calidad. Al mismo tiempo, su actividad ha pasado a representar una proporción relevante de sus ventas y de sus resultados a nivel global. Estadística de Filiales de Empresas Españolas en el Exterior.
Compromiso de permanencia
Aunque es preciso recordar que la llegada de los inversores españoles no fue siempre adecuadamente interpretada, y desde algunos foros señalaban que deseaban extraer recursos de la región a través de modelos de negocio supuestamente fáciles y rápidos. Sin embargo, la presencia continuada durante estos últimos treinta años demuestra todo lo contrario, es decir, su compromiso de permanencia que han cumplido, especialmente en las etapas difíciles que atravesaron algunas economías receptoras.
Y sobre las inversiones iberoamericanas en España, destacar que tienen una importancia creciente durante los últimos años. En 2022, el stock alcanzó los 45.671 millones de euros. México es el principal inversor con 28.370 millones de euros, seguido de Argentina con 9.240 millones de euros, Brasil con 3.111 millones de euros y Venezuela con 790 millones de euros. El grueso de las inversiones, le corresponden a las empresas multilatinas, cuya presencia aumenta en España. Las multilatinas representan para la región, lo que las multinacionales para España, siendo deseable que continúen su llegada y refuercen su presencia en nuestro país, como claro exponente de su competitividad y modernización de la economía de sus respectivos países.
El ejemplo más próximo de las multilatinas, lo encontramos en las multinacionales españolas. Las empresas multilatinas, originalmente, fueron definidas por la revista América Economía en 1996. Su objetivo era describir a las empresas locales que comenzaban a realizar negocios a lo largo y ancho del continente las Américas. La expansión de las multilatinas coincidió con un contexto de general bonanza económica en la región y un entorno internacional muy favorable, lo cual, resultó una condición decisiva para que se iniciara un ciclo de crecimiento que les facilitó su expansión regional y posteriormente internacional, un fenómeno de gran interés por la evolución positiva que han tenido las inversiones que constituyen hoy una realidad que es importante impulsar y apoyar para potenciar el espacio iberoamericano de las inversiones.
Transitar en las dos direcciones tiene mucho sentido
España como mercado natural, ofrece a las multilatinas las ventajas de la lengua común, una densa red de relaciones económicas, comerciales, financieras, culturales e institucionales, que facilitan ampliamente su llegada. Una llegada cada vez más intensa.
Las multilatinas se sentirán muy cómodas en España, ya que cuentan con las sedes de relevantes asociaciones, instituciones y organismos iberoamericanos, que conforman una densa red como prueba de la firme disposición española por configurarse como centro de sus operaciones, contando con posiciones diferenciadoras positivas y competitivas, que además, facilitan el acceso a los mercados de Europa, Norte de África y Oriente Medio. De manera que transitar en las dos direcciones tiene mucho sentido. Es evidente que las españolas ya lo han hecho y continúan haciéndolo, por lo tanto, ahora las multilatinas con su vigorosa expansión hacen posible avanzar y fortalecer el espacio inversor Iberoamericano.En consecuencia, el espacio inversor iberoamericano debe potenciarse con la colaboración entre ambos lados del Atlántico. Un ejemplo, lo encontramos en foros como las Cumbres Iberoamericanas –la de 2026 será en España, coincidiendo con el 35 aniversario de la I Cumbre celebrada en Guadalajara, México 1991– y las correspondientes Cumbres UE-CELAC, la última fue la III Cumbre celebrada bajo la presidencia de española del Consejo de la UE en Bruselas, 17 y 18 de julio de 2023.
En un contexto complejo, caracterizado por un constante cambio y transformación, las relaciones birregionales constituyen la llave maestra para enfrentar los desafíos económicos, tecnológicos, sociales y medioambientales, que exigen la mayor colaboración y determinación para impulsar el espacio inversor iberoamericano que permita y facilite la presencia de las empresas españolas en Iberoamérica y de las multilatinas en España como lo vengo exponiendo en mis diferentes trabajos y publicaciones con el apoyo de diferentes personalidades y líderes empresariales, la academia y las organizaciones iberoamericanas, por lo que les quedo muy agradecido.
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