Ha arrasado en más de 31 países, ha cautivado a más de 3 millones de lectores de todo el mundo, se ha traducido a más de 28 lenguas. En Estados Unidos y en Gran Bretaña encabeza desde hace meses los ránkings de bestsellers. En el Reino Unido ya fue el libro más vendido durante la campaña de Navidad de 2023, convirtiendo a su autor en el tercer escritor no británico de la historia (después de Dan Brown y de Michelle Obama) en alzarse con ese preciado número uno. Ha sido galardonado como Libro del Año por los British Book Awards 2024. Y se acaban de adquirir sus derechos para convertirlo en serie de televisión.
Hablamos de Murdle, una saga de libros, compuesto cada uno de ellos por un centenar de adictivos rompecabezas detectivescos en los que hay que descubrir (usando la lógica y la capacidad de deducción) quién es el asesino, dónde cometió el crimen, con que arma y cuál fue el móvil que le llevó a matar. El primer volumen de Murdle (del que El Confidencial publicó en exclusiva el pasado verano algunos acertijos) ya va en España por la quinta edición en menos de seis meses, lleva vendidos más de 30.000 ejemplares y se encuentra en el top 15 de los libros de no-ficción más vendidos del año, todo un hito para un volumen de pasatiempos. La segunda entrega, Murdle: Más crímenes por resolver, llega mañana a las librerías españolas de la mano de Temas de Hoy y también amenaza con petarlo.
Detrás de este fenómeno de dimensiones planetarias se encuentra un programador informático llamado Greg Karber, más conocido G. T. Karber, hijo de una juez y de un abogado especializado en derechos civiles, criado en un pequeño pueblo de Arkansas, graduado con summa cum laude en Matemáticas y en Literatura Inglesa y con máster en Bellas Artes. Apasionado desde niño por los misterios y los asesinatos, sin embargo nunca llegó a sospechar del gigantesco éxito que cosecharían sus acertijos criminales cuando en 2022 se sacó de la chistera el primero de ellos.
“Creé el primer Murdle -antes de que se llamara Murdle- en una servilleta para retar a un amigo. Estaba procrastinando un trabajo que se suponía que tenía que hacer y en lugar de ponerme con ello, compuse un pequeño puzzle de lógica y misterio. A mi amigo le gustó mucho, así que empecé a hacer más”, nos cuenta.
Karber comenzó a publicar sus pasatiempos criminales primero en internet. Después, y en vista de los muchos seguidores que se sentían atraídos por sus rompecabezas online, se decidió a llevarlos al papel y a publicarlos en forma de libro. “Ni en un millón de años habría imaginado este éxito. Sólo esperaba que a las personas a las que le gustaba jugar online también le gustaran mis libros. Me esforcé al máximo para darles una experiencia por la que mereciera la pena pagar dinero, era en esos fans en lo único que pensaba”, afirma.
Portada de 'Murdle: Más crímenes por resolver', el nuevo libro de rompecabezas criminales de G.T. Karber.¿La clave de su éxito? “Creo que hay dos razones fundamentales”, explica. “La primera es que a la gente le encanta resolver misterios. Los autores de los viejos libros de la edad de oro de la novela negra ya lo sabían: retaban al lector a resolver el caso antes de que lo hiciera el detective. Sin embargo, los misterios modernos suelen ser completamente irresolubles para el público, porque sus creadores están más interesados en sorprenderles que en darles una oportunidad justa de resolverlos”, argumenta.
Pero G. T. Karber cree que hay otro motivo menos convencional para explicar el éxito de Murdle. “La razón más profunda es que hice ese juego para un amigo mío. Si haces algo para un amigo, en lugar de hacerlo para una idea nebulosa de público, serás mucho más capaz de conseguir que la gente vaya a disfrutar realmente con ello. Nadie sabe lo que le gustará ‘al mundo’, pero la mayoría sabe lo que les gusta a sus amigos. Si quieres que algo tenga éxito, no intentes atraer al público más amplio posible, intenta atraer solo a un amigo tuyo”, desvela.
Además, en los pasatiempos convencionales, como por ejemplo un crucigrama o un sudoku, de lo que se trata es de rellenar correctamente unas casillas. En Murdle, sin embargo, lo que está en juego es nada menos que resolver un crimen y atrapar a un asesino, lo que sin duda resulta más excitante y satisfactorio.
"Si quieres que algo tenga éxito, no intentes atraer al público más amplio posible, intenta atraer solo a un amigo tuyo"
G. T. Karber confiesa que a él siempre le han entusiasmado los misterios, desde que era niño. “De pequeño me encantaba Scooby-Doo. Me encantaba intentar averiguar quién lo había hecho, aunque en un montón de episodios de Scooby-Doo solo había un único personaje nuevo, así que no era tan difícil. Creo que mi interés por los misterios también tiene que ver con que mi madre sea juez y mi padre, abogado de derechos civiles. Llevo la resolución de misterios en la sangre”, sentencia el autor de Murdle. Y a eso se añade que uno de sus abuelos fue detective del FBI. “El sistema legal no era para mí una abstracción o algo de lo que solo me llegaba información a través de la televisión o de los libros; era a lo que mis padres se dedicaban después de dejarme en el colegio”, subraya.
No es casualidad que estudiara Literatura y Matemáticas, dos disciplinas que han jugado un papel fundamental en la creación de Murdle. “Las dos han sido igual de importantes. Pero es que no son tan diferentes como la gente cree. Escribir una historia implica una cantidad increíble de trabajo serio y analítico. Y resolver un problema matemático -un problema matemático de verdad, uno nuevo, no simplemente recitar algo que has memorizado como las tablas de multiplicar- requiere una gran dosis de creatividad”, asegura.
Su autora favorita es, sin ninguna duda, Agatha Christie. “Sus historias equilibran revelaciones maravillosamente inteligentes con un estilo de prosa desenfadado y una aguda comprensión de la psicología humana. También me gustan muchos de sus contemporáneos, otros escritores de misterio de la edad de oro del género, como por ejemplo G. K. Chesterton, aunque tuviera unas creencias y unas ideas políticas muy diferentes a las mías”.
Murdle no se llamaba inicialmente así, en sus primeros pasos como juego online llevaba un nombre largo e intrincado: Deductive Logico’s Multicolored Murder Mysteries. “No se me ocurría un buen título”, admite Karber. “Pero entonces, cuando salió Wordle, todo el mundo empezó a hacer juegos parecidos: acertijos diarios en línea que se resolvían a través varias adivinanzas”. Le gustó la idea y decidió bautizar a sus rompecabezas criminales como Murdle, para subrayar que cada día se podía probar a resolver quién había cometido determinado asesinato, con qué arma, en qué lugar y cuál había sido el móvil del crimen.
Fotograma de la serie de dibujos animados Scooby-Doo.Karber es programador informático, y es creación suya el algoritmo que a diario genera un rompecabezas de Murdle para su página web. “Yo escribí ese algoritmo línea a línea”, recalca. “Considero que la inteligencia artificial generativa es una tecnología muy interesante, pero se desmorona por completo al intentar aplicarla al tipo de procesos lógicos que requiere Murdle. A excepción de los rompecabezas más sencillos del libro, la IA se equivocó en todos los Murdle. Sin embargo, eso no le impide estar increíblemente segura de que tiene razón. La IA es muy interesante para mí. Durante años, hemos descrito a los robots y a las computadoras inteligentes como seres increíblemente lógicos. Sin embargo, ahora que por fin tenemos lo que a mucha gente le parece una máquina inteligente, resulta que no es lógica en absoluto. El método por el que se crea la IA generativa no produce en esencia una máquina pensante, sino una máquina sin sentido. Habla con mucha seguridad y dice cosas que son ciertas, pero no hay ningún conocimiento subyacente bajo este sistema. Una IA generativa no podría crear un rompecabezas de Murdle: potencialmente podría revisar algunas de las pistas; sin embargo, como no tiene esta comprensión del significado que hay detrás de sus frases, se equivocaría regularmente”.
Karber ya se ha ganado el título de El hombre que ha revolucionado los pasatiempos, tal y como ha sido bautizado por varios medios de comunicación anglosajones. Pero a él las etiquetas le dan bastante igual. “Lo que a mí más me gusta de Murdle es la cantidad de gente que me dice que no había hecho rompecabezas así desde que eran niños. Murdle permite a los adultos volver a sentirse como niños: divertirse, emocionarse y saciar su curiosidad natural. Creo que en el mundo de hoy se ha perdido el sentido de la diversión. Todo es muy serio o muy tonto; tenemos, por un lado, oscuras películas dramáticas que son lúgubres y aburridas y tenemos, por otro lado, esas películas de Marvel con tipos que llevan por fuera la ropa interior y que se pegan con extraterrestres para salvar la Tierra. Murdle se encuentra en algún punto intermedio, y espero que nos ayude a salir de estos dos extremos. Las cosas no tienen que ser tristes para ser interesantes, y no tienen que ser ridículas para ser entretenidas”.
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