Este museo de Qatar tiene mil piezas españolas (incluidas vigas de la Mezquita de Córdoba)

Vigas de madera tallada y policromada procedentes de la Mezquita de Córdoba. La boca de una fuente, en cobre y representando a una cierva, que una vez decoraba el patio de un palacio de la ciudad de Medina Azahara. Vasijas de cerámica de Manises de los siglos XII y XII. Azulejos de la Alhambra. Capiteles en piedra de Medina Azahara...

Son algunos de los tesoros de origen español que se encuentran en el Museo de Arte Islámico (MIA) de Doha, en Qatar. “Nuestra colección, una de las más importantes de arte islámico del mundo, se compone en total de unas 10.000 piezas. Y, de ellas, alrededor de un millar proceden de España”, nos confirma Shaika Nasser Al-Nassr, directora del MIA. “La mayoría de las piezas españolas fueron adquiridas en casas de subastas”, destaca.

Fundado en 2008, el MIA se encuentra en la Corniche de Doha, el paseo marítimo de la ciudad, en un impresionante edificio diseñado por el conocido arquitecto chino-americano (y ganador del premio Pritzker) I.M. Pei, el mismo que hizo la famosa pirámide de cristal del Louvre. El MIA posee una impresionante colección de arte islámico: abarca tres continentes, recorre 1.400 años de historia y entre sus 10.000 objetos destacan unos 800 manuscritos (desde el siglo VII al XIX), ricos textiles, impresionantes piezas en metal, delicadas cerámicas, magníficas obras en cristal… Pero el grueso de esas maravillas está en el almacén, en exposición solo hay alrededor de un 10% de todos sus fondos. Se muestran en total unos 1.000 objetos (1.004, para ser exactos), distribuidos a través de 18 galerías temáticas que permiten al visitante recorrer la historia del arte islámico.

En primer plano, boca de una fuente de Medina Azahara. Al fondo, vigas de la Mezquita de Córdoba (arriba) y capiteles procedentes de Medina Azahara. (Museo de Arte Islámico de Doha)

Son dos las galerías del Museo de Arte Islámico de Doha donde se concentra la mayoría de objetos procedentes de España: la número ocho, dedicada a Las artes en la corte de Al-Andalus y la número nueve, centrada en El legado islámico en Al-Andalus. En la primera se encuentran algunas vigas de madera procedentes de la Mezquita de Córdoba, que se exhiben en una gigantesca vitrina junto a varios capiteles procedentes de Medina Azahara. En la cartela correspondiente se precisa que las vigas en cuestión fueron realizadas en el siglo IV AH, acrónimo de Anno Hegirae, el Año de la Hégira, utilizado como origen del calendario musulmán y que se corresponde con el año 622 de nuestro calendario, cuando Mahoma y sus seguidores peregrinaron a La Meca. “Estas vigas pertenecieron una vez a la Gran Mezquita de Córdoba. Cuando la mezquita fue ampliada en la segunda mitad del siglo IV AH (el siglo X en la era cristiana), fue instalado un gran techo de madera para proteger a los creyentes del sol, Estas vigas soportaban la estructura del techo y estaban decoradas con hojas de vid entrelazadas y motivos geométricos. Estaban originalmente pintadas y eran visibles desde el suelo”, se lee en la ficha junto a las vigas.

En esa misma galería, la número ocho, se exhibe también una de las piezas más importantes de toda la colección del MIA. Se trata de una boca de fuente, realizada en el siglo X (de la era cristiana) en bronce y con toda la superficie del animal delicadamente decorada con incisiones. “Esta boca de fuente es una de las obras maestras del Museo de Arte Islámico. Con forma de cierva, una vez decoró una gran fuente en el patio de un palacio, probablemente a otras once esculturas de animales. El agua habría manado de una tubería insertada bajo su base, pasando a través de las patas y el cuerpo del animal para salir por su boca”, se lee en la cartela junto a la pieza.

Vitrina con cerámicas españolas realizadas en los siglos XII y XIII durante el periodo almohade. (Museo de Arte Islámico de Doha)

Por haber, en el Museo de Arte islámico de Doha también hay coloridos azulejos procedentes de la Alhambra y que se remontan al siglo XIV. “Estos azulejos una vez decoraron los dados del Palacio de la Alhambra, es decir, la parte más baja de la pared. Construido bajo el mandato del emir Muhammad I, las paredes del palacio están revestidas con ricas decoraciones en estuco moldeado, piedra tallada y trabajos en madera, así como coloridos mosaicos de azulejos. Estos en concreto se inspiran en anteriores mosaicos greco-romanos y bizantinos”, se lee en la ficha junto a los azulejos.

El MIA también explora las huellas de la herencia islámica de Al-Andalus tras la toma de Granada en 1492 por los Reyes Católicos. Muchos musulmanes abandonaron entonces la península, pero una pequeña población permaneció, incluidos numerosos artesanos que se pusieron al servicio de sus nuevos dirigentes cristianos. Se crearon de ese modo cerámicas, alfombras, piezas textiles, manuscritos y demás obras en las que se fundían elementos artísticos musulmanes y cristianos. En la sala 9 del MIA hay varios ejemplos de ese mestizaje cultural, con varias piezas de cerámica (algunas procedentes de Manises) que muestran la importante impronta que el arte islámico dejó en el arte español.

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