Fernando Caruncho: «La belleza es una búsqueda para toda la vida y viene desde la educación y la transmisión de valores»

La Real Academia Sevillana de Buenas Letras ha continuado este miércoles con el ciclo 'El color del tiempo' con la presencia de Fernando Caruncho , jardinero de gran prestigio internacional que ha centrado su intervención sobre el tema 'La luz con el tiempo dentro' , en homenaje a unos versos de Juan Ramón Jiménez . Tras finalizar su intervención, ha entablado un coloquio con Víctor Fernández Salinas , geógrafo y catedrático de la Universidad de Sevilla. La primera en intervenir ha sido la directora de este ciclo, la arquitecta Dolores Robador , quien ha destacado la faceta de Caruncho como filósofo, paisajista y jardinero. «En cuarenta y dos años ha proyectado jardines privados y proyectos urbanísticos. Desde 2000 ha participado en numerosos proyectos internacionales y también ha ganado importantes premios». Asimismo, ha destacado dos libros del conferenciante, 'Espejos del paraíso' y 'Reflejos del paraíso'. Además, ha dicho que el objetivo de Caruncho es «devolver el hombre a la naturaleza». En ese sentido, ha añadido que este jardinero «reivindica, conocer el lugar, la luz y el paisaje. Por eso destaca por un control riguroso de la luz en todos sus jardines». Eso se lo ha transmitido a su hijos Fernando y Pedro, que trabajan con él en su estudio. Robador ha señalado igualmente que en una entrevista que el ponente ofreció hace dos años para Expansión, Caruncho dijo un titular que le llamó mucho la atención: «Gastaríamos menos en Seguridad Social haciendo más jardines» . Entre los trabajos de este jardinero destacan los Jardines de Pereda en Santander, también ha realizado los jardines del Pazo Pegullal de Vigo, «un jardín que parece de toda la vida, pero que a la vez es contemporáneo», el Jardín de la Casa del Agua del Peloponeso (Grecia) y ahora tiene el proyecto de un penthouse en varias plantas de un rascacielos de Manhattan. Además, la arquitecta ha recordado que Fernando Caruncho tiene un proyecto con Norman Foster que consiste en un campo de investigación para el cáncer. Por último, ha dicho que este jardinero « dialoga muy bien con el tiempo y con el color , unido esto último a la materialidad. Domina como nadie el color y el tiempo». Acto seguido, ha tomado la palabra Fernando Caruncho, quien ha señalado que «la labor del jardinero es fácilmente compatible porque tienes unas emociones universales». Asimismo, ha comentado que « vivimos tiempos muy complicados en la cultura y en el pensamiento humano . Están las redes sociales, el mundo digital y la Inteligencia Artificial. Hay que pedirles un esfuerzo a los creadores de la IA para que busquen la veracidad. Creo que hay que volver a la memoria. Los renaceres son fundamentales, pero esto hay que hacerlo sin ninguna prisa». A continuación, ha destacado que «los jardines se asocian a la poesía» al ser espacios que remiten «a los comienzos y a la infancia». De ahí que haya reconocido la inspiración que ha recibido de Juan Ramón Jiménez, «del que soy gran lector porque me apasiona» . De hecho, el título de su conferencia lo ha sacado de su poema 'Cuando yo era el niñodiós' , del que ha recitado algunos versos: «Cuando yo era el niñodiós, era Moguer, este pueblo, / una blanca maravilla; la luz con el tiempo dentro. / Cada casa era palacio y catedral cada templo; / estaba todo en su sitio, lo de la tierra y el cielo; / y por esas viñas verdes saltaba yo con mi perro, / alegres como las nubes, como los vientos, lijeros, / creyendo que el horizonte era la raya del término» . Por otra parte, Caruncho ha proyectado unas imágenes con música de algunos de los jardines más destacados que ha proyectado en todo el mundo, buscando que los espectadores bucearan en su infancia. Igualmente ha subrayado la importancia que tenía antes el color para las ciudades y se ha preguntado: «¿Qué le pasa a la arquitectura y al urbanismo, que parecen que les tienen miedo al color?». Igualmente ha indicado que «Sevilla tiene algo más allá de las pequeñas cosas que pueden mejorarse, y es que cuenta con una memoria inmensa ». Por tal razón, ha pedido a los asistentes a la conferencia que «tenéis que ser buenos custodios de lo que el tiempo y la memoria os ha dejado». Tras esta intervención se ha iniciado el diálogo con Víctor Fernández Salinas, quien ha reflexionado sobre el hecho de que la belleza no se suele enseñar en las aulas universitarias. « Hablar de belleza en el mundo universitario da siempre cierto reparo . La belleza nos lleva a lo subjetivo y a lo demostrable. No nos educan para apreciar la belleza, que es una asignatura pendiente en un país tan materialista como el nuestro». Sobre este punto, Fernando Caruncho se ha planteado que si la pregunta es si la belleza es lo que da sentido a la vida cotidiana del ser humano, «mi respuesta es que sí, que la belleza condiciona el propósito humano del día a día». A colación de esto ha recordado un libro que le recomendó en su momento el poeta José Bergamín , 'Historia de las ideas estéticas en España' , de Marcelino Menéndez Pelayo . «Es un libro que debería ser obligatorio leer antes de ingresar en la universidad. Eran dos tomos de unas 300 páginas cada uno y me parecieron una maravilla. Es la historia de cómo la cultura educa al ser humano». El filósofo y jardinero ha indicado que este libro se aprende que «la belleza no es sólo un deseo, sino una búsqueda. Esa búsqueda es para toda la vida y viene desde la educación y la transmisión de valores». A continuación, ha citado al Padre Feijóo , quien decía que «la belleza es un no sé qué, y ese no sé qué lo es todo» . El libro de Menéndez Pelayo también establece la diferencia entre la belleza y el buen gusto. «El buen gusto lo recoges de tu generación, pero hay que saltar más allá del buen gusto y buscar la sorpresa. Ese deseo se adquiere de las generaciones anteriores. Si no se es fiel a la memoria de todo lo que se ha recibido en Sevilla y no hay esa transmisión en la educación, la belleza desaparecerá . La belleza es fundamentalmente útil para el espíritu. Ha finalizado diciendo que «me siento heredero de la belleza andaluza», citando por ejemplo experiencias que le marcaron mucho, como pasar unos veranos en Ronda y la impresión que le produjo el tajo, y ha añadido que « hay que ir más allá y arriesgarse para continuar la memoria, porque el tiempo quiere el olvido . También hay que ir adelante con un código que te aventura a lo demás».

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