En toda mi vida he visto más fango, físico y moral. El fango es mal bicho: todo se lo traga, todo lo invade, es muy difícil desalojarlo. Lo que vimos este domingo en Paiporta, la ciudad del llanto y del lodo, fue muy preocupante, pero bastante menos que lo que hemos leído este lunes en comentarios de prensa y de lo que hemos oído en radios y televisiones: un conocido escritor, a quien gusta epatarnos, llama "gentuza" al presidente del Gobierno (y a Carlos Mazón) por no haber sabido afrontar la ira de los afectados y de los cooperantes. Y comentaristas habitualmente ponderados se lanzan a recomendaciones locas acerca de quién debe intervenir, en qué grado y en qué momento. La 'todología' que impregna el universo decide en tertulias y columnas, sin mayor fundamento, qué es lo que hay que hacer para salir del patente marasmo en el que nos han colocado las múltiples descoordinaciones entre las administraciones, los recelos entre Gobierno y oposición, la en este caso absurda lucha partidista, el duelo a garrotazos con los pies hundidos en arenas movedizas .
europapress.es