Foment, la influyente patronal que convence tanto a Garamendi como a Puigdemont

La entidad que pilota el omnipresente Josep Sánchez Llibre aprovecha debilidad del actual gobierno de coalición entre PSOE y Sumar para colar su agenda de la mano de Junts y PNV

El plan fiscal previo a los presupuestos atrapa al PSOE en una negociación a izquierda y derecha entre sus socios

“Una cosa es ejercer el poder y otra saber influir en el poder”. La frase es de un empresario catalán muy cercano a Foment del Treball Nacional y que conoce bien las principales instituciones empresariales tanto de Barcelona como de Madrid, y la usa para describir la capacidad de Josep Sánchez Llibre y el influjo que está ejerciendo la gran patronal catalana bajo su mandato en los asuntos económicos del país.

El último ejemplo materializado y seguramente el más relevante, es la supresión del impuesto especial a las energéticas hace unos días. Foment se movilizó en público y en privado para que así fuera, alegando que se trataba de una medida “discriminatoria” y de un “ataque al corazón de la economía”. Y lo consiguió, gracias a los votos en contra de Junts y del PNV en el Congreso, que acabaron pactando con el PSOE tumbar esta tasa, aunque mantuvieron el gravamen a la banca.

Junto a la amenaza de Repsol de paralizar inversiones millonarias en Tarragona, “aquí uno de los temas clave para que esto saliera fue la reacción del PNV ante la amenaza también de deslocalizar actividad por parte de Petronor”, subsidiaria de la multinacional que dirige Josu Jon Imaz y dueña de la refinería de Muskiz (Bizcaia), relata un directivo de Foment muy próximo a Sánchez Llibre.

En breve podría producirse un calco casi exacto de lo anterior. Solo dos días después de que el PSOE y Sumar anunciasen una reforma fiscal para 2025 que, entre otras medidas incluye subir el IVA al alquiler turístico, un impuesto al lujo y el fin del régimen fiscal de las sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (socimis), la estructura del contrapoder se volvía a poner en marcha. Por un lado, Foment pedía a Junts y al PNV que votaran en contra de la supresión fiscal de las socimis y, por el otro, las dos mayores sociedades inmobiliarias de España, Merlin y Colonial, amenazaban al Gobierno con marcharse del país si se aprueba el plan fiscal.

Ambos episodios ejemplifican las dos grandes líneas de actuación de la Foment que lidera Sánchez Llibre: la defensa de los intereses económicos de Catalunya y de la “economía productiva” española, parafraseando a la antigua CiU, y aprovechar la ventana de oportunidad que supone para un lobista de pura raza la actual geometría parlamentaria o, dicho de otro modo, aprovechar la debilidad del actual gobierno de coalición entre PSOE y Sumar para colar su agenda.

Una ventana para Garamendi y Puigdemont

Sánchez Llibre ha logrado convencer por igual tanto al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi -quien enterró el hacha de guerra por la presidencia de la patronal a los diez minutos de arrasar a la candidata que respaldó Foment- y a Carles Puigdemont, presidente de Junts. “Garamendi ha estado y está informado en todo momento de los encuentros de Sánchez Llibre con Puigdemont y jamás ha abierto la boca”, recuerdan desde Foment.

En la CEOE, de la que Foment forma parte, “toleran muy bien” el protagonismo del expolítico catalán porque es una organización que siente mucho el poder económico de verdad. “Las élites empresariales ven a Sánchez Llibre como un activo importante porque ven que defiende sus intereses”, resume un empresario.

A pesar de las reuniones con Junts y Puigdemont para orientar la legislatura española a partir del programa económico de Foment y del evidente giro de la formación independentista hacia un frente económico conservador, a tenor de sus votaciones en sedes parlamentarias, “¡ni de coña Junts es el brazo político de Foment!”, aclara un dirigente de la patronal catalana, quien recuerda: “El intento de Junts por querer ser la CiU de antes está por ver, es una formación muy inestable”.

Acuerdo tácito con Junts, PNV y PP: “nos casamos con quien sea”

Desde Foment insisten en que hablan con todas las fuerzas políticas, pero la misma fuente admite que “hay un acuerdo tácito con Junts, PNV y PP para todo lo que pueda beneficiar a las empresas y a la economía, especialmente ante determinadas iniciativas de Sumar y de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Nos casamos con quien sea”.

Quienes conocen y están al lado de Josep Sánchez Llibre (nacido en Vilassar de Mar, Barcelona, en 1949) recuerdan a la par su inagotable capacidad de trabajo y su capacidad de influencia forjada tras varios lustros como diputado por CiU en el Congreso de los Diputados y portavoz en la comisión de Economía y Hacienda de la cámara baja durante seis legislaturas, entre 1993 y 2016.

Desde su asalto a la presidencia de Foment del Treball en 2018 a través de la vicepresidencia de Conserves Dani, el político perteneciente a la extinta Unió Democràtica de Catalunya no pierde ocasión para aparecer de forma omnipresente al frente de los principales desafíos empresariales y económicos de Catalunya, aprovechando la incomparecencia en varios de ellos de los gobiernos de Quim Torra (Junts) y de Pere Aragonès (ERC).

“Le gusta estar en todos los saraos”, comenta un influyente empresario asiduo al AVE Barcelona-Madrid. Así, se implicó desde el primer momento en la búsqueda de alternativas al cierre de Nissan en Barcelona tras la pandemia, como más recientemente en la creación de una comisión para empujar la ampliación del Aeropuerto de Barcelona.

Lobby en Madrid

Pero Catalunya se le queda pequeña. Josep Sánchez Llibre “tiene vocación española y hay que reconocer que es un gran lobista en Madrid, con un talento sorprendente para llegar a todos los sitios”, recuerda uno de los directivos consultados. Lo que para algunos no deja de ser una “prolongación del político que fue en el Congreso”, para otros no es más que la esencia original de la gran patronal catalana.

Desde todos los ámbitos de Foment se recuerda que desde su fundación -es la patronal más antigua de Europa, sus orígenes se remontan a 1771- hasta la llegada de la democracia -con el régimen franquista, la patronal no pudo actuar como tal-, tenía su ámbito de actuación en toda España. Y recuerdan el papel clave que jugaron los empresarios catalanes Alfredo Molinas y Carles Ferrer Salat, ambos presidentes de Foment, en la creación de la CEOE.

Esta es la explicación, aseguran, del desembarco de la patronal catalana en Madrid, a través de la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales (SBEES), en febrero de este año. Las fuentes empresariales consultadas descartan que haya tenido que ver con desavenencias con Garamendi, “quien asiste encantado a todos los actos” que la Sociedad Barcelonesa celebra en la capital española.

“Aunque Foment está dentro de la CEOE, Sánchez Llibre tiene vida propia, es un verso libre, y a veces se produce algún desencuentro”, comenta un ejecutivo. Como cuando trasladó públicamente su oposición a la reforma laboral que la CEOE aprobó.

El director del gabinete de Presidencia de Foment del Treball, el expolítico de Unió Jordi Casas, recuerda que “la influencia del empresariado catalán en Madrid siempre ha existido y esa es la idea que barruntaba Sánchez Llibre, hacer lobby en Madrid sobre temas industriales, introducir temas de debate”, al margen del Círculo de Empresarios y del Instituto de Estudios Económicos. El último fue, hace un mes, sobre la industria de la automoción a través de una jornada que reunió a representantes de los gobiernos de Aragón y de Galicia y a directivos de las principales marcas que fabrican en España.

“Nuestra idea es buscar puntos en común de Barcelona y Catalunya con otras ciudades y comunidades con la voluntad de estar y de liderar. Hay una Catalunya industrial con vocación de participar en la economía española con el interés de que la industria catalana vaya bien”, explica Casas, quien añade: “Se trata de recuperar la idea de Tarradellas y Vicens Vives de ser capaces de pactar con Madrid todos los temas que nos beneficien en lo económico sin despertar el lobo emocional. Es la idea de una Catalunya amable, que forma parte de España, pero con una autonomía suficiente”.

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