Se da golpes en el pecho Taylor Fritz , 27 años y 5 del mundo, después de un intercambio de treinta golpes con Alexander Zverev , ya en el tercer set, y en un juego que alcanzó los ocho minutos de duración. Es el resumen de un partido frenético entre dos de los jugadores más en forma del final de curso y dos de los que mejor compiten en este tipo de condiciones. El vencedor, aunque honroso también el papel del perdedor, fue un Fritz descomunal, que da un paso de gigante en la confianza con este triunfo y con este torneo. Si había pecado de no creérselo del todo, en Turín consolida el paso hacia delante, imperial en su puesta en escena contra el alemán, que se había mostrado inexpugnable ante Alcaraz , pero parece haberle pasado factura el esfuerzo. No fue el comienzo que esperaba Zverev, aunque se había dado una paliza grande el día anterior con Carlos Alcaraz (ya en Málaga para limpiarse de la decepción de Turín y enfocarse en la Copa Davis y la despedida de Rafa Nadal) y se entendía un poco la bajada de nivel con la que salió el encuentro. Pero también fue mérito de Fritz, que sabe la fórmula porque le ha ganado cuatro de los cinco choques de este 2024, encantado con la pista porque le permite sacar con sabe y desplegar su juego de fondo con más garantías y efectividad que en cualquier otra superficie. Y se le nota al estadounidense que ha dado un salto de calidad en cuanto a la confianza, que en tenis vale casi más que ejecutar un buen golpe. Tanto es así que sucede lo que no había pasado en las jornadas anteriores: consigue desequilibrar el saque de Zverev, el mejor hasta el momento en este apartado porque no ha bajado la media de 220 kilómetros por hora (217 en este partido, por 206 del estadounidense, pero atiza un saque a 231 kilómetros por hora). Pero si uno logra 10 'aces', Fritz suma 15, y encima percute desde el fondo: rotura que no puede levantar después el alemán. Zverev pierde un set en este torneo de maestros. Mala señal. Le duele al alemán, 69 triunfos en este curso. Y activa el botón del compromiso y la confianza de la que adolecía no hace demasiado, cuando apuntaba alto, pero nunca conseguía alcanzar la cima. Está en el proceso. Y percute sobre Fritz que empieza a faltarle un poco el aire después de haber hecho un enorme primer set. Tanta tensión y velocidad de piernas y de ideas, que al estadounidense le empieza a escocer el pie. Hay paso por el banquillo para cambiarse la zapatillas y airear un pie izquierdo comprimido y magullado. Pero esto sigue y el dolor se olvida. El estadounidense, hijo de dos tenistas (su madre llegó al top ten, pero lo dejó por la exigencia del circuito), continúa en pie y acelera todavía un poco más. Con 4-3, saca los colmillos: dos bolas de rotura que Zverev salva con saque y buen revés, pero hay nervios y lo paga después con una doble falta (dos en el partido, con 34 ganadores, 39 errores no forzados). Con el corazón en la boca, levanta esta tercera bola de 'break' con un remate de una bola a media altura. Ahí es donde se nota que un jugador tiene o no confianza en sí mismo y en sus golpes. Y ahí está crecido este Zverev 2024, que suelta un grito al techo del Inalpi Arena para soltar la tensión cuando logra el 4-4. Pero el alemán ya está avisado de que Fritz está con hambre (31 ganadores, 34 errores). No sufre con sus dos siguientes turnos de saque y todavía tiene opción de acabar antes de hora con otra rotura en el undécimo juego que Zverev vuelve a salvar in extremis, un revés que toca la línea por milímetros. Tiembla el alemán, que no está teniendo la consistencia de los días anteriores y no porque no quiera, sino porque no le deja un Fritz que también grita de rabia cuando por poco se le escapa una bola que manda el partido al 'tie break'. Se apostaba por Zverev, que ha madurado muchísimo en estos últimos meses, entrenándose después de los partidos, gane o pierda, porque no contempla que se le escape por más distancia el tren que manejan Alcaraz y Sinner, pero es Fritz el que lo gana esta vez en confianza. Le había ganado ocho de los últimos diez 'tie breaks' y no falló tampoco en este. No duda, no tiembla, no cede el estadounidense, que provoca un error en el alemán con su revés que lo lleva a las alturas. Para certificar que está preparado para grandes cotas el año que viene, la derecha final, abierta, cruzada y descomunal para sentenciar a Zverev, que se va de vacío después de una semana fantástica sin nadie que interrumpiera su progresión. Hasta Fritz, que ya lo dice él: «He tenido mucha confianza en lo que podía hacer y ha salido bien». Finalista de las ATP Finals, a la espera de rival.
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