Gabriel Ruiz Cabrero : «La Mezquita-Catedral de Córdoba seguirá dando sorpresas por los siglos de los siglos»

Gabriel Ruiz Cabrero recibió en 1978 el encargo de restaurar el Patio de los Naranjos. Desde entonces no ha parado de trabajar en la Mezquita-Catedral de Córdoba , convirtiéndose en uno de los mayores expertos en este edificio. Fruto de su labor de años llega la obra ' Mezquita-Catedral : invención y réplica', editada por Almuzara y que ha contado con un acto de presentación esta semana en el Círculo de la Amistad. Esta obra aborda la evolución del monumento y la naturaleza de sus contrastes. -Cuando le llamé para concertar la entrevista me comentó que estaba subido a un andamio. ¿Qué hacía exactamente? -Estaba en la Capilla Real . En ella están apareciendo unas celosías magníficas, seguramente de la época del rey Enrique II de Trastamara. Tienen vidrio, aunque muy roto. Pero se ve muy bien lo que eran. -¿Cómo han emergido esas celosías? -Gracias a un proyecto de restauración de la Capilla Real acometido por el Instituto de Patrimonio Cultural de España. Durante el curso de las obras, han estado limpiando una pared, y han aparecido estas celosías. -¿Se tenían noticias de su existencia o ha sido una sorpresa? -Se sospechaba que podían estar ahí, pero no estábamos seguros. Digamos que ha sido una medio sorpresa. -Veo que la Mezquita-Catedral sigue dando sorpresas siglos después. -Continuamente. Y seguirá dando sorpresas por los siglos de los siglos. Hay muchas cosas tapadas que van apareciendo con el tiempo. -A lo largo de su dilatada experiencia en la Mezquita-Catedral, ¿cuáles catalogaría como grandes sorpresas? -Muchas, es difícil quedarse con algunas. Pero por ejemplo, hace un año descubrimos que la Mezquita de Abderramán I tenía los zócalos pintados con unos dibujos muy claros. Fue una verdadera sorpresa, porque pensamos que su Mezquita era más sobria y no tenía pinturas. Otro descubrimiento importante fue comprobar que la fachada que le añade Abderramán III a la de Abderramán I, fue hecha igual, pero por fuera, con un enorme respeto. Y todo ello muchos años después, casi dos siglos. -Con respecto a su experiencia, lleva en el cargo desde 1978... -No en el cargo, en el encargo [ríe]. Entonces recibí un encargo: la restauración del Patio de los Naranjos . Y luego fueron viniendo más encargos. Más tarde se produjeron las transferencias a la Junta, que nos siguió haciendo encargos. Y más tarde el Cabildo. La gente me dice el arquitecto conservador, pero porque estoy ahí desde siempre [ríe], junto a Gabriel Rebollo , y ahora Francisco Rebollo también. Somos los arquitectos conservadores pero, como se diría en el mundo del deporte, partido a partido, o sea, encargo a encargo. -¿Ha comprobado una gran diferencia desde aquel 1978 hasta ahora en el plano de la restauración? Supongo que al menos en el plano tecnológico sí. -En realidad una pequeña variación, ya que nosotros trabajamos con sistemas constructivos tradicionales, por lo que el avance, por ejemplo, en materiales plásticos no nos afecta. Sí ha habido una mejoría en las cales que utilizamos, que cada vez son mejores, como las técnicas de análisis de los materiales . -Siempre se dice que las técnicas constructivas antiguas, y suelen ponerse como ejemplos el gótico, o en otras ocasiones las pirámides, resultan aún hoy admirables y sorprendentes. ¿Sucede los mismo en la Mezquita-Catedral? -El gótico es siempre sorprendente y fascinante. Y está presente en la Mezquita-Catedral. Por ejemplo, cuando restauramos las cubiertas de los brazos del crucero vimos que había tres fachadas delgadísimas, no eran muros de carga. Eso es gracias a que el peso de la bóveda va a las cuatro esquinas, lo que muestra una técnica constructiva de extraordinaria finura, precisión y excelencia. También es interesante comprobar cómo según la época, la calidad de la construcción es distinta. Por ejemplo, en la época de Alhakén II , la técnica constructiva era excelente, y gigantescas las dimensiones de los sillares de piedra. Debían tener unas máquinas y herramientas fabulosas. En la época posterior, con Almanzor es mucho peor. El primero le daba mucha importancia a la construcción, y se esmeraba muchísimo; el segundo era un guerrero y lo que quería tener eran grandes superficies para meter a sus mesnadas. Luego, hay otros momentos excelentes con los dos Hernán Ruiz. Ambos construyen primorosamente. En cambio Ochoa, a principios del siglo XVII, construye con ladrillo, no con piedra. Aunque constructivente está muy bien, hay una caída en los materiales. La construcción va explicando muy bien las condiciones económicas del momento. -Supongo que todos estos datos y muchos más aparecen en su libro, ¿cuándo se le ocurrió la idea de escribirlo? -En la pandemia. Nosotros tenemos visita de obra una vez a la semana, pero con la pandemia se anularon. Y tuve un mono tremendo de visita. Como estaba en casa empecé algo que ya sabía que tenía que hacer: contar todos estos descubrimientos, que están ahí, pero de los que no somos conscientes. Son descubrimientos en la obra pero también a través de lecturas. -La construcción de la catedral dentro de la Mezquita fue controvertida desde sus inicios, con la intervención del emperador Carlos V, que consideró que se había producido la destrucción de elementos valiosos. -No es exacto decir que se construye la Catedral dentro de la Mezquita. La Catedral es todo. Cuando Fernando III reconquista Córdoba le da el edificio entero a la Iglesia. Por tanto, la Catedral es todo. Se van haciendo obras, capillas y la nave gótica. Lo que se hace en 1523 es el crucero, lo que se hace en el centro, a lo que llamamos Catedral como una manera de hablar. Efectivamente, el crucero supuso una destrucción, pero proporcionalmente muy escasa, ya que además, Hernán Ruiz reconstruyó una de las partes que tuvo que destruir previamente para construir dicho crucero. Él tiene que introducir un crucero porque en esa época se entiende que toda catedral ha de tener un crucero muy alto. Pero Hernán Ruiz II tenía un gran respeto por la Mezquita, lo que se refleja en sus textos. Y su actuación fue muy respetuosa, lo describo minuciosamente en el libro. A los dos Hernán Ruiz, la arquitectura islámica les parecía que era parte de su propia tradición. El renacimiento en Italia sigue como modelo la arquitectura del imperio romano, pero aquí se sumó la hispano-islámica a la romana. Más tarde, en el siglo XVIII, todos los que escriben de la Catedral y de la Mezquita consideran que la arquitectura hispano-islámica es nuestra particular tradición, lo que nos distingue de los italianos, franceses o ingleses. Sobre ello escribieron tanto Jovellanos como Pedro Madrazo. -Sin embargo las controversias por esa mezcla de arquitecturas llega hasta hoy. -Justo antes del verano vino el arquitecto Norman Foster a visitar la Catedral. Nos dijo que lo que más le había emocionado era precisamente el contraste entre el crucero -que es todo luz y altura- y la Mezquita -oscura y de techos bajos-. Coincido con él. Lo más bonito del edificio de la Mezquita-Catedral es el contraste entre las dos arquitecturas tan distintas que producen una emoción conjunta.

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