«Problemas singulares vinculados a la migración masiva» en barrios de clase trabajadora a los que «el bipartidismo está importando inseguridad y delincuencia». Tal es la queja del portavoz de Vox en las Cortes de Castilla y León, Juan García-Gallardo, que se ha expresado en estos términos desde las instalaciones de la Asociación de Vecinos Barrio Delicias (AVBD). Según ha opinado, este distrito de Valladolid «siempre ha sido de gente buena, trabajadora y honrada» pero «desde que los fenómenos de inmigración descontrolada han tenido presencia en el barrio, con un tipo particular de inmigración que viene con nula voluntad de integrarse, este sale en el noticiero por los frecuentes casos de violencia». García-Gallardo ha escogido la mañana de este jueves para, tras una visita al local de la asociación -repleto de cajas a la espera de ser enviadas a las víctimas de la DANA en Valencia- pasearse por un par de calles en compañía de su presidente, Luis Trapote, que le ha referido episodios y preocupaciones concretos de algunos de los vecinos con los que está en contacto. No obstante, a preguntas de los periodistas, el portavoz de Vox no ha podido dar datos de un repunte de la criminalidad en esta parte concreta de la ciudad, ya que ha admitido que «no hay datos públicos por barrios», si bien no ha cejado en su defensa de que no se trata de casos aislados, para lo que ha recurrido a una correlación entre el porcentaje de población extranjera y el número de reclusos de otros países en España, ante lo que ha defendido que «la estadística no es racista». «Hemos venido a entrevistarnos con el presidente de la asociación fruto de los acontecimientos que hemos ido conociendo en los últimos meses vinculados a la convivencia y a la seguridad», ha explicado, entre los que ha citado peleas tumultuarias o okupación. En ese sentido, ha insistido en pedir que se de «billete de vuelta a quienes vienen de manera ilegal a nuestras fronteras» por considerar que pueden «terminar de estropear la economía, los servicios públicos y de paso, nuestra demografía y nuestra identidad». La vuelta institucional ha pasado con discreción entre vecinos de paso, entre recados y gestiones de media mañana y alguna mirada de curiosidad o extrañeza hacia el grupo y las cámaras. Una mujer, al reconocer a García-Gallardo en la plaza del Antiguo Mercado, lo comenta con una conocida unos metros más allá. «Está bien que los políticos se den una vuelta. Mira, a mi hermano, que tiene parálisis cerebral, le vendría bien que arreglasen un par de rebajes y bordillos...»
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