Hace muchos años, cuando pasada la Transición la Democracia se había instalado, y vino una etapa deliciosamente aburrida, se extendió un cierto sentimiento de desilusión, como si la política se hubiera convertido en un tedioso partido amistoso, cuando aquí lo que nos va es la pasión de las finales de Copa. No duró mucho, porque enseguida, frente al problema más grave que ha tenido España –el terrorismo de ETA– tanto el PSOE como el PP iniciaron una vergonzosa etapa, en la que sobre determinados asesinatos parecía que los culpables no eran los ejecutores, que accionaban pistolas y bombas, sino las declaraciones de este político o las intenciones negociadoras de aquél otro. Aquella manipulación interesada, llegó a provocar que los familiares... Ver Más
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