El pasado invierno se produjeron 23.236 siniestros de tráfico durante los meses de diciembre, enero y febrero, que causaron la muerte a 403 personas y 2.073 resultaron con lesiones graves. En vías interurbanas casi uno de cada cuatro de estos siniestros se produjo por condiciones meteorológicas adversas como lluvia, hielo, nieve, niebla o viento representando el 23,8% de los siniestros. Ante las previsiones de alertas de Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) por la bajada de temperaturas y la llegada del invierno, es preciso conocer los riesgos invisibles de la carretera más frecuentes que el frio y un mayor número de horas de oscuridad producen en esta época del año. No debemos olvidar que, en España, las carreteras discurren con la segunda altitud media más elevada de Europa, solo por detrás de Suiza. En invierno en gran parte del país hace frio, en ocasiones mucho. No hablamos exclusivamente de nieve, pero sí de bajas temperaturas, a veces bajo cero, y con grandes diferencias térmicas entre el día y la noche, de hasta 15 grados o más. Las pendientes de las carreteras, a veces pronunciadas y prolongadas, con curvas, con zonas de umbrías y el añadido del frio, pueden además complicar un viaje. A esta circunstancia es importante añadir que en esta época se circula durante un mayor número de horas sin luz solar. Así, cuando las condiciones meteorológicas son adversas, especialmente con la presencia de hielo y nieve en la calzada, la Dirección General de Tráfico (DGT) puede activar niveles de alerta de diferente grado (verde, amarillo, rojo y negro) restringiendo e incluso prohibiendo la circulación de determinados vehículos en las vías. Nivel verde significa que comienza a nevar, nivel amarillo, parcialmente cubierto de nieve; nivel rojo, carretera cubierta; y nivel negro, mucho espesor de nieve. Existe una normativa de la DGT (Instrucción 15/TV-88 de diciembre de 2015) sobre neumáticos con especificaciones de invierno, entre los que también se encuentran los de todo tiempo, y la prohibición de circular con cadenas en determinadas vías, sobre la que rara vez se informa o se recuerda a los conductores. Esta instrucción indica que no se puede rodar con cadenas cuando no hay nieve, ya que se puede dañar tanto el asfalto como el vehículo y es fácil que se rompan. Esto sucede en los túneles, por lo que es necesario quitar las cadenas antes de atravesar un túnel o zona sin nieve y volver a ponerlas después si vuelve a haber nieve. El riesgo que conlleva ponerlas y quitarlas varias veces ha llevado a la DGT a prohibir el uso de cadenas en las vías con varios túneles, como es el caso de las A-66 y A-67 que unen Cantabria y Asturias con la meseta. Pudiéndose circular por estas vías únicamente con neumáticos certificados para invierno. Y en caso de que el vehículo no disponga de neumáticos certificados para invierno (de invierno o de todo tiempo) y se realicen desplazamientos esporádicos a sitios de nieve, hay que llevar cadenas y utilizarlas solo cuando el pavimento esté nevado. Será necesario colocarlas en el eje motriz del vehículo, al menos en una rueda de cada lado (en caso de ejes gemelados). Es recomendable practicar cómo se colocan las cadenas antes de que sea necesario su uso. Luego con los dedos fríos y la nieve es mucho más complicado, necesitando más tiempo y por lo tanto dificultando o entorpeciendo la circulación de la vía. Una vez puestas, hay que rodar a una velocidad máxima de 10 km/h para que se adapten al neumático. No se debe sobrepasar los 30-50 km/h (dependiendo del tipo de cadenas) puesto que se podrían romper o deteriorar el neumático. Tampoco está de más llevar, por si las previsiones son complicadas y empeoran: mantas de viaje, alimentos no perecederos y agua, linterna y pilas, rasqueta adecuada para eliminar el hielo de los cristales del vehículo, radio transistor con pilas por si se queda sin batería el vehículo poder estar informado, un botiquín primeros auxilios; y, muy aconsejable descargar la app my112, para estar geolocalizado en caso de emergencia.
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