Indignación por el millonario préstamo que la Familia Real sueca ha pedido mientras disfruta de unas lujosas vacaciones en Brasil

La Familia Real sueca atraviesa uno de los momentos más difíciles en su larga historia. Con más de 50 años en el trono, el Rey Carlos Gustavo y su esposa Silvia se han visto obligados a solicitar un préstamo al Gobierno sueco tras un preocupante déficit en sus finanzas. La cifra solicitada asciende a 7 millones de coronas , un rescate financiero para evitar que las cuentas de la Casa Real se hundan en números rojos. La noticia, que rápidamente ha tomado protagonismo en los medios suecos, ha causado una gran controversia, no solo por la necesidad del préstamo, sino por el momento en que se ha realizado. A principios de año, recibieron un presupuesto de 14,6 millones de euros , pero este no ha sido suficiente para cubrir sus gastos. De acuerdo con el diario 'Aftonbladet', la familia se encuentra luchando contra el aumento de los costos, especialmente a raíz de la inflación, un factor que ha encarecido tanto las actividades reales como el mantenimiento de sus trabajadores. Sin embargo, lo que ha desatado la indignación pública ha sido el hecho de que, mientras se realizaba la solicitud al Gobierno, los reyes y la Princesa Victoria se encontraban disfrutando de unas vacaciones privadas en Brasil , un destino que eligieron para desconectar junto a sus familias. Este viaje, que se había planeado con mucho cariño por parte del monarca y su esposa para mostrar a sus hijos la tierra natal de la madre de Silvia, la brasileña Alice de Toledo, ha levantado muchas críticas, especialmente cuando las imágenes de los reyes bajo el sol brasileño comenzaron a circular. Las fotografías, en las que se les ve relajados y sonrientes, contrastan con la seriedad de la situación económica que enfrenta la Casa Real. El hecho de que la Familia Real haya solicitado este préstamo en un momento tan inoportuno ha generado malestar, no solo por la aparente desconexión con la realidad del pueblo sueco, sino también por la cancelación de varios eventos oficiales durante su ausencia. La Reina Silvia, quien tenía previsto un viaje a Singapur junto a su esposo, también se ha visto obligada a suspender su agenda debido a una grave infección respiratoria. En un comunicado oficial, se lamentó que la reina no pudiera acompañar al rey en dicho viaje, lo que no hizo más que alimentar las especulaciones sobre la situación de salud de la monarquía. Los críticos no tardaron en recordar que esta no es la primera vez que la Casa Real sueca se ve envuelta en polémicas económicas. En 2014, el Gobierno tuvo que intervenir al detectar un a umento significativo en los gastos de la institución, obligando al rey a cubrir de su propio bolsillo los excesos. Ese episodio había quedado atrás, pero ahora, con la solicitud de un rescate financiero, la Casa Real se enfrenta nuevamente al escrutinio público . En respuesta, el director financiero de la Familia Real, Jon Lindman, explicó que la inflación y la alta demanda de actividades reales han provocado un déficit, aunque también apuntó a que el Gobierno requiere una mayor participación de la familia en los actos oficiales. El préstamo aprobado, que deberá ser devuelto en enero con el presupuesto de 2025, ha sido una solución temporal, pero las críticas persisten. Mientras tanto, la Casa Real ha anunciado que cancelará todas las cenas de gala y actos de alto nivel para ajustarse a la nueva situación financiera. Sin embargo, la ceremonia de los Premios Nobel, financiada por su propia fundación, se mantendrá sin cambios. Mientras tanto, la Princesa Heredera Victoria, de 44 años, sigue esperando su turno para asumir el trono, mientras su padre, Carlos Gustavo, no parece dispuesto a cederlo fácilmente, a pesar de las tensiones internas dentro de la Familia Real. De hecho, el rey ha sido crítico con su hija Victoria, quien, a pesar de ser la sucesora directa, no era la opción preferida de su padre para el trono. La Casa Real Sueca, acostumbrada a las críticas por su opulencia y estilo de vida, ahora se enfrenta a un dilema aún mayor: ¿podrá superar esta crisis financiera sin que su imagen quede irremediablemente dañada ante los ojos del pueblo sueco? Solo el tiempo lo dirá.

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